domingo, 14 de junio de 2015

La muerte de la encina entre pastos oníricos

Todos tenemos nuestros vicios: el porno, tabaco, tele basura, alcohol, chequear el facebook... Pequeñas cosas que no podemos dejar de hacer y que nos hacen sentir culpables una vez consumadas... dolor de cabeza, mal aliento, prisas... Hay que organizarse, reducir los vicios, ganar tiempo.


Mi padre tiene un terreno, con unas cincuenta ovejas. Por la tarde fuimos a verlas. En el mes de junio ya está todo el pasto seco. Había mucho pasto... son pocas ovejas para tanto terreno.

También hay encinas, muchas se están muriendo: Están infestadas por algún insecto que produce unas pequeñas agallas en el envés de las hojas y que las perfora por el haz al salir. Se les ha juntado con unas podas de esas de sacar cuanta más leña mejor: -¿Y si se seca la encina? -Se corta y a tomar por culo!- Después uno se pregunta: -¿Por qué hay tanto páramo sin un solo árbol? Si tampoco se cultiva cereal (las plantaciones más grandes son de pino y eucalipto)-.
También en la zona, la dehesa pública está llena de encinas senescentes, nadie las repone y, con una presión ganadera elevada, es difícil que crezcan por su cuenta. Así que, poco a poco, de forma silenciosa, los pastos ganan terreno a la dehesa.

Y allí estaba yo, a la sombra de una encina, mirando sus hojas agujereadas y llenas de agallas. Las ovejas tampoco parecían querer alejarse de la sombra. Les molestaba mi presencia, no están acostumbradas a la gente.
Llevaba pantalones cortos y los calcetines llenos de zaragüelles. Todo estaba tranquilo, en paz, soplaba una suave brisa..
¡Olía a campo! Un olor que me era muy familiar de niño... ¡El atardecer de verano es tan tranquilizador... Había tanta variedad de hiervas en el suelo! (Incluso en los calcetines y el hueco de las botas) Cuanto más observaba, más detalles iban apareciendo! El campo tiene ese gran aliciente del cambio constante, como el agua del río de Heráclito... como "el agua de la fuente vieja de siempre, con agua siempre nueva". Pero ¿Quién tiene tiempo de recrearse en esos detalles?
Movimos un poco las ovejas, mirándoles el culo en busca de mosquera, contándolas...

Aún no siendo confortable, se está bien allí, el tiempo adquiere otra dimensión... Sin prisas, sin malos humores, un mundo onírico fuera de la ajetreada vida social.
En esos momentos (esporádicos) uno siente que algo tan sencillo como disfrutar de la naturaleza, en su estado salvaje, nos ha sido robado. Es de suponer que, cuando el campo se explotase sin las tecnologías químicas y de motor, quien trabajase la tierra debía de experimentar estas sensaciones en su día a día -si, además, podía disfrutar del producto de su trabajo...-
Pero, en algún punto, cambiamos la valoración de lo natural: lo natural se da sin intervención humana y, por tanto, no tiene valor.
La educación, la cultura, la demanda laboral... Todo nos conduce a la vida artificial, el cajero automático, la compra, cenas, alcohol... Incluso nuestras drogas "tradicionales" están tecnificadas... Y Los sabores del campo nos resultan demasiado fuertes, secos, pequeños, irregulares, incómodos... Frente a los alimentos tecnificados: homogéneos, vistosos, jugosos, suaves...


lunes, 1 de junio de 2015

Ministerio de Trabajo, Política y Desigualdad

La inspiración te tiene que sorprender escribiendo, con los colores en la mano o la cámara colgada del cuello... Pero hay tantas cosas por hacer, durante todo el día... uno no puede permitirse esos lujos. Pasan los años y no eres bueno en nada... en tu trabajo sí (le dedicas muchas horas), pero justo eso es lo que menos te importaba: Eres un gran profesional!

Como le ocurre al político de la oposición, sin cargo fijo, sin dedicación. La política debería ser participativa, no representativa. Pero hay tantas cosas por hacer, durante todo el día... Es tan odioso que tomen decisiones por uno, sin consultar.

Los partidos están presididos por una figura, a la que sus partidarios adoran y sus opositores odian: Ese es el juego de la política. Mucha gente dice votar a la "persona", a esa que representa un papel y que posa para la foto. Pero todos sabemos que la persona no importa, todas las personas son prescindibles, puedes quitarla, poner otra, y el programa de la gente que empujó a la primera a la cabeza del cartel, se seguiría cumpliendo.
Lamentablemente: No hay programa. Hay ideas vagas, oportunismo, tapar agujeros, luchas de poder y populismo (cuando llega la hora de revalidar los votos).
Y es normal que esto sea así, porque sólo los que se dedican profesionalmente a la política tienen tiempo para ella, el resto somos aficionados, a tiempo esporádico... En el trabajo sí! En eso eres un gran profesional!

La persona infantil es aquella a la que le hacen todo: Únicamente va al colegio/trabaja. Así que podría decirse que vivimos en una sociedad infantilizada, por la alta especialización: Dedícate solo a tu profesión, el resto pagas a alguien (si no encuentras quien te lo haga gratis).
Has de darlo todo en el trabajo, para luego disfrutar consumiendo.
A la vez que te liberas de tu dinero comprando objetos y experiencias, te liberas de las tensiones del trabajo... es una liberación temporal. En cambio, el trabajo se repite día tras día... hasta la extenuación.

Con la edad, mucha gente se vuelve conservadora. En cierto modo les va calando la doctrina de que lo más importante es generar y acumular capital. No quieren perder lo que han acumulado con tanto trabajo. Prefieren confiar en los que aparentemente comparten su visión.
El pobre también quiere ser como ellos, se siente atraído por su superfluo y brillante modo de vida, quiere volver a ser un niño... que otros hagan cosas por él...
Y votan conservador, lo de siempre, que ya les parece bien. Porque con la doctrina del capital entra la meritocracia: Que el que más tiene es mejor (se lo ha ganado), es más listo o tiene unas habilidades de las que otros carecen. Así se siente merecedores.

Es verdad, todos tenemos habilidades diferentes, unas son más útiles, otras más demandadas, a otras las decimos chorradas,... y todas se pueden adquirir y potenciar. Así, consideramos que hay profesiones que deben ser mejor remuneradas que otras. Por ejemplo: si para acceder a un cargo hay que formarse durante 2 años y para otro 5, entonces el de los 5 años debe tener un salario superior. Hasta cierto punto tiene sentido, ya que el de los 5 años debe recuperar su inversión (lo que ha gastado, más lo que no ha ganado). Pero, ¡Y lo que ha disfrutado mientras estudiaba! ¡Lo que ha satisfecho su curiosidad o ha ampliado su horizonte! Eso no cuenta porque, lo que la sociedad demanda de una titulación, es una formación para poder ejercer un trabajo. Así que la gente que ha estudiado y no consigue un empleo (o este no es acorde a sus expectativas) se indigna...
La vida es realmente injusta... Las leyes están bien: A grandes rasgos concuerdan con los miedos y deseos de la sociedad. Pero vivimos en un sociedad de desigualdades, donde es fácil encontrar alguien que trabaja 40 horas semanales por 650€ al mes y alguien que por la mismas horas llegue a ganar 2, 3 y hasta 10 veces más... y eso no lo justifican los estudios que uno u otro hayan realizado, ni tan siquiera su habilidad o incompetencia en el cargo que desempeñen: Es la injusticia misma arraigada en la base de la sociedad.

A mí personalmente me indigna cuando alguien sugiere la idea de que es justo que otro tenga un salario mucho más elevado: -Es que tiene mucha responsabilidad-. -Es que así garantizas que no se corrompa-. -Tiene en sus manos la vida de los demás-. Un salario mayor no es garantía de responsabilidad, de decencia o profesionalidad. Solo se me ocurre justificar un salario mayor, para aquellos puestos que nadie quiera desempeñar... y justo esos suelen ser los peor pagados. Porque vivimos en una sociedad esclavista, donde por dinero y abuso de poder se puede someter a otros.
Esa injusticia no debe dejarnos indiferentes, ni mucho menos debe dejarnos ser conservadores, pasivos... meros aprovechadores de las oportunidades del mercado.