lunes, 21 de noviembre de 2016

Trasterminancia y Reservas de la biosfera

Una panda de güeritos fuimos caminando detrás de un rebaño de ovejas, merinas negras todas ellas. Pero también habían cabras, burros, perros, gente a caballo, en coche, bici... todo muy biodiverso.
Seguramente con menos pastores también habrían llegado las ovejas a su destino... Pero los desterrados rurales somos así: cualquier escusa nos parece buena para juntarnos y dar un paseo por el campo, comer migas, tomar cerveza, pitarra... Y estuvo bien chida la trasterminancia, de Tamurejo a Siruela!

merina negra Ande ande Ta mujoso caballo maldito
Ciclistas sin dopar salen de Tamurejo
Cardos y caballo Llegando a Siruela Al fondo Ta murejo
Caballistas Burriking Fuego salvaje Siruela's Park
Carnero Mula campanillera Siruela's Square Carnero nero
Mula
Rumiando Puerta a otros mundos Rumiando 2
Buque pirata Y tú qué miras gilipollas!


Ahora quieren declarar la comarca de La Siberia "Reserva de la biosfera". Lo que se presenta como una gran oportunidad. Y los que aspiramos a quedarnos en la zona, viviendo honradamente de nuestro trabajo, así nos lo parece. No tanto por nosotros mismos, que somos perros viejos y tenemos los días contados... Es más por los que vendrán detrás ¿De qué sirve estar aburrido y solo en un paraíso natural?

Pero las palabras "reserva" y "biosfera" tienen mala prensa por aquí. Sobre todo en los sectores que viven directamente del campo:
  • Reserva: Es un sitio donde soltaron ciervos, jabalíes, gamos... para que fuesen cazados en ruidosas monterías por señoritos de ciudad. Mientras, los extraviados animales invaden carreteras y provocan accidentes de tráfico; transmiten exóticas enfermedades a las reses domésticas; se tacha a los cazadores locales de furtivos... Y bueno, también generan empleo y traen visitantes a los pueblos.
  • La biosfera, supongo que suena a los yogures que publicitaba José Coronado, algo con mucha fibra, natural, verde, ecológico... una especie de engañifa que viene siempre acompañada de la prohibición de prácticas ya asentadas. Prácticas que antes fueron impulsadas desde los gobiernos y los mercados, con la intención de convertir la agricultura y la ganadería en una industria, tecnificada, eficiente. Pero ahora que la estrategia de competir en precios, cada vez más bajos, ha resultado fallida en el territorio, las tácticas de mercado han dado un giro "verde" y las políticas apuntan a crear marca, calidad, diferenciación, con el sabor de lo tradicional... Pero todo eso impone certificar los productos, para evitar fraudes: así se añade una capa más de burocracia, molestias, cambios, errores... y sobre todo: aceptar unos preceptos fuera de la comprensión del productor, porque vienen impuestos por consumidores externos, exclusivos, bizarros, los buscadores de etiquetas de autenticidad.

Así que los sectores agrícola y ganadero desconfían, y con razón, de cualquier medida externa que acaba siempre siendo contradictoria: porque los ciclos agrícolas y ganaderos evolucionan más lentamente que los mercados -incluso que la política-.
Pero también es cierto que, si queremos seguir habitando los entornos rurales y vivir insertos en un mundo globalizado, se hacen necesarios ciertos cambios, adaptaciones. La declaración de Reserva de la Biosfera no va a traer esos cambios, pero sí que brinda la oportunidad de diversificar negocios y explotaciones, de habitar con cierta comodidad el territorio, de darse a conocer en un mercado globalizado, de tener una mayor autonomía y organización frente a las políticas que vienen de arriba...

Y, por supuesto, está el orgullo de obtener el reconocimiento internacional por haber sido custodios del territorio durante siglos, manteniendo cierta "sostenibilidad".
Sostenible: Poner el límite en ese punto en que la velocidad de explotación de los recursos es igual o inferior a su velocidad de regeneración. En lugar de esperar a que se agoten sin más.
Aunque se trate de una sostenibilidad relativa, aunque se hayan cometido atrocidades insostenibles durante el último siglo: presas, inundación de terrenos, plantaciones de pino y eucalipto, deforestación de dehesas, emigración...

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A mí, todo esto de las reservas, me recuerda a "Un mundo feliz"... Y me gusta la idea del "Salvaje": recibiendo la impertinente visita de despreocupados turistas, que le arrojan cacahuetes desde el otro lado de la reja. Mientras copula, riega el huerto, degüella y desuella corderos, recolecta frutos o hace una gran fiesta en primavera.