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miércoles, 25 de noviembre de 2020

Purificadores de aire con filtros HEPA en las aulas: ¿Sí? ¿No? ¿Ninguna de las anteriores?

Hace un par de semanas se comentó en el cole la posibilidad de poner purificadores de aire con filtros HEPA en las aulas. Soy miembro de AMPA del cole, me he implicado en el tema, así que, he pasado un tiempo buscando información sobre qué carajos era eso, su utilidad y sus precios.

Creo ya tener una opinión bastante bien formada sobre esos "filtros HEPA". La verdad que me parecen útiles. Seguramente lo son: por eso se emplean en quirófanos y en aviones. ¿Por qué se oponen todas las administraciones y expertos a incluirlos en los colegios? Básicamente porque son muy caros y, en principio, sólo van a resultar útiles mientras haga frío durante este curso del Coronavirus. El resto del año se pueden abrir puertas y ventanas -sin miedo ninguno- porque ya no hace frío. Y la ventilación de los espacios cerrados es mucho más eficiente que esos filtros.

Clases al aire libre en los Países Bajos con alumnos envueltos con abrigos y mantas en 1918. / Nationaal Archief. Imagen extraída de Guía para expulsar al coronavirus de las aulas (Maldita.es)

En algunos coles, padres y madres se han puesto de acuerdo y han comprado los aparatos para las clases de sus hijos. En nuestro cole también se ha planteado la posibilidad. No sé si se llevará a cabo. Estamos pendientes de que nos hagan llegar presupuestos y ver qué cantidad tendría que aportar cada familia. Veo difícil que prospere el asunto, sin el apoyo económico de ninguna administración pública.

El nuestro es un cole de pueblo, el único en la localidad. Aquí convive gente que tiene una piscina en el jardín, dos o tres coches y un apartamento en la playa, con gente que sobrevive prácticamente a base de subvenciones, ayudas y economía sumergida. No es lo mismo pedirle 50 o 60 euros a una familia que a la otra. 

Así que, sí: las aulas serían más confortables y seguras con unos purificadores de aire que reunieran las especificaciones técnicas recomendadas por las administraciones en los diferentes documentos que han elaborado para mantener una calidad óptima en los espacios cerrados.

Pero, en nuestras sociedades actuales, todo tiene un precio. También la salud, el confort e, incluso, la educación. Y, ese precio, no siempre está al alcance de todos. Por eso existen las clases sociales, los coles y la sanidad privadas.

Por eso hay gente que utiliza todoterrenos de gran cilindrada para llevar a los niños al cole los días de lluvia, mientras otros andan remendando paraguas. Por eso hay gente que puede quemar 3000 o 4000 litros de gasoil para mantener caliente su casa durante el invierno, mientras otros ponen tumbada la bombona de butano -para arañarle unas horas más al brasero-.

Gráfico extraído de https://www.ciencia.gob.es/stfls/MICINN/Ministerio/FICHEROS/version3_de_la_guia_actualizada_10_de_noviembre_de_2020.pdf

El escenario más seguro sería que los niños permanecieran en sus casas encerrados, asistiendo a clase telemáticamente. Menos seguro sería que dieran clase al aire libre, en medio de la Dehesa. Menos seguro aún, meterlos en un edificio cerrado... Y así, poco a poco, se pone en riesgo la salud a costa de otros beneficios. Algunos pueden reducir los riesgos comprando purificadores de aire y, otros, abriendo ventanas y abrigando mucho a los niños.

Por eso me hace mucha gracia cuando la gente comenta que los políticos, o los altos cargos de empresas, cobran mucho porque tienen grandes responsabilidades y asumen muchos riesgos. Cuando resulta obvio que los que asumen más riesgos son siempre los mismos: los que menos tienen. Los que se juegan la vida poniendo tumbada la bombona de butano, los que hipotecan su casa para levantar un pequeño negocio, o los que no les queda más remedio que llevar a sus hijos a unos servicios públicos cada vez más exiguos.

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Para mí, una de las cosas que ha puesto de manifiesto esta pandemia es que vivimos en una sociedad absolutamente desigual, donde hay unos pocos que no están dispuestos a ceder ni uno solo de sus privilegios. Y que, nuestros Estados, son básicamente una herramienta de control que no tienen la más mínima capacidad para atender las necesidades de su población.

Quizá, lo más sangrante fueron los primeros meses: con las discusiones de "mascarilla sí" o "mascarilla no". Inicialmente no eran necesarias, era algo opcional, porque los Estados no podían garantizar el abastecimiento a toda la población. Incluso llegaron a pagarse precios absurdos por ellas. No sé, quizá habría que valorar nuestros modelos de Estado -y la forma en que participamos en ellos-, cuando estos no tienen la capacidad ni de fabricar unas simples mascarillas. Sólo sacar policías y militares a patrullar las calles.


Algunos enlaces de interés

Un salón, un bar y una clase: así contagia el coronavirus en el aire --> Artículo que explica de forma gráfica cómo se contagia el Coronavirus a través del aire

VENTILACIÓN AULAS. Los padres ven con preocupación la llegada del frío --> Artículo generalista sobre las preocupaciones de padres y madres por la llegada del frío y la ventilación

Documentos del CSIC con recomendaciones sobre la ventilación en las aulas:

Servicios de Salud y Riesgos Laborales de Centros Educativos --> Documentación de la Junta de Extremadura sobre prevención de contagios del Coronavirus en centros educativos

viernes, 1 de marzo de 2019

¿Por qué estudio filosofía?

Mi padre siempre dice que no debería perder tiempo en eso... que es mejor estudiar una oposición. Y... ¡Tiene razón! Una oposición es más productiva: apruebas tu examen y te dan trabajo y sueldo, seguramente en mejores condiciones que en el libre mercado de mano de obra.

Pero, la verdad, nunca sentí simpatía hacia ningún tipo de funcionario. Bueno, hay muchas personas que desempeñan su oficio como funcionarias y me caen muy bien. Es el trabajo de funcionario el que no me simpatiza: esos esbirros del Estado, pendientes continuamente del BOE, las publicaciones oficiales, obedeciendo órdenes -que siempre vienen desde arriba hacia abajo-, atados a la burocracia, con un plan de vida perfectamente trazado -que les dice lo que son y lo que pueden llegar a ser-.
Es verdad que en el mercado del empleo no están mucho mejor las cosas: nos enfrentamos a una continua incertidumbre, salarios fluctuantes, largas horas de trabajo, pocas vacaciones, jerarquías arbitrarias, siempre pensando en los gustos e intereses de otros -clientes y superiores-... Todo es muy dinámico, incierto, has de estar siempre alerta, no te puedes dormir en los laureles y quedarte obsoleto. Te conviertes en un mercenario, sin ningún tipo de respeto hacia ninguna jerarquía, acosado constantemente por el fantasma del desempleo, haciendo planes a corto y medio plazo.
El clásico conflicto de economías centralizadas -dirigidas desde el Estado- vs. economías de libre mercado. Soldados vs. gladiadores... Al final, nos van a matar a todos, y no será en la lucha por un mundo mejor.

Oveja rebelde - Puerto de los Carneros (Badajoz) - Diciembre de 2018

Pero centrémonos. Estudiando filosofía lo más probable es que no encuentres trabajo, ni sueldo. Aunque, yo ya cursé unos estudios útiles para encontrar trabajo. Lo de la filosofía lo hago porque realmente me interesa, siempre me interesó, desde que empecé a cursar ingeniería. Fue al concluir mi formación en telecomunicaciones que me di cuenta que, después de tantos años peleándome con la física, matemáticas, estadística, lenguajes de programación y organismos de estandarización... me faltaba cultura general, que estaba cegado por una mirada tecnológica y cuantificable del mundo. Que ahí fuera había un montón de cosas interesantes por vivir y aprender, imposibles de indexar, catalogar o modelar en un lenguaje matemático.
Probablemente la filosofía no ofrezca solución a dudas existenciales, pero sí que ofrece una visión más amplia, desde posiciones muy dispares. Permite tomar consciencia de los problemas que otros muchos ya se plantearon antes que nosotros y desarrollaron y elaboraron, más de lo que a menudo somos capaces de comprender.

En ocasiones, dedicamos grandes esfuerzos a acumular bienes y riquezas, como si eso pudiera salvarnos a nosotros y nuestros seres más cercanos de cualquier adversidad. Y a todos esos bienes y riquezas hay que dedicarles tiempo de gestión. Tiempo que robamos a nuestros seres queridos y las actividades que realmente nos interesan y satisfacen.

- Me he comprado un piso en el centro.
- Pero si vives muy bien en tu chalet de las afueras.
- Ah! No. Se trata de una inversión. Es para alquilarlo.
- Ya veo, inviertes dinero y tiempo para tener más dinero.

Esta es una escena perfectamente comprensible en nuestra sociedad actual. Pero, no lo es cuando inviertes dinero y tiempo en una actividad intelectual o artística. Porque es sabido que no vas a poder rentabilizarla económicamente, a menos que consigas acoplarte al engranaje del mercado o el estado. 
Así que, podríamos decir algo como que: me estoy comprando un piso, del que no voy a vivir, y me dedico a adornarlo: con arte, moral, política, metafísica, psicología... con una finalidad ambigua, entre la realización personal y un complemento a la economía familiar: acumular conocimiento, revertirlo en los que me rodean, expandir el ego, abrir el abanico de posibilidades, disfrutar, apreciar y transmitir la complejidad de la vida y la historia.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Del salario mínimo interprofesional y la huella ecológica al colapso del capitalismo

Hace unas semanas, los partidos a la izquierda del espectro político español, anunciaron como un gran logro la subida del salario mínimo interprofesional a 900€. Curiosamente, el sueldo de cualquier político o funcionario es muy superior a esa cantidad, aún así, también anunciaron subidas de sueldo para los funcionarios.

Los salarios se establecen en función de la oferta y la demanda. Excepto políticos y empleados públicos, que están excluidos de esa lógica de mercado.
Y, aunque nadie necesita un político que le represente (porque los adultos ya sabemos cómo nos gustaría vivir y el tipo de sociedad que queremos construir), les pagamos su abultado sueldo y aplaudimos que sean garantes de una cierta idea de democracia y progreso.
El caso de los funcionarios es diferente: están ahí para garantizar que los servicios universales que ofrece el Estado a sus habitantes queden cubiertos. Definen y defienden el marco legal en que las empresas realizan sus transacciones económicas y mantienen una cierta uniformidad cultural y moral dentro del territorio (educación, policía, eventos culturales...).

El político, desde su torre de marfil, pone precio a las 40 horas semanales de trabajo. Pero el político es un representante, no un trabajador. Además, muchos de los políticos no han trabajado nunca y, muchos de los que lo han hecho, ha sido en el sector público. Así que, su consciencia de la presión que ejercen los mercados sobre las clases trabajadoras, queda limitada a la empatía que sean capaces de sentir por situaciones que nunca han vivido y nunca padecerán.

Sube el salario mínimo y sube el de los funcionarios. No se trata de una medida de equidad o justicia social (lo sería si solo subiera el salario mínimo). Se trata de una medida que ahonda en el expansionismo económico, en el crecimiento y en el aumento de los niveles de consumo y endeudamiento.

¿Cuánto dinero es el mínimo que necesita una persona para sobrevivir? Y ¿Para vivir dignamente? Y ¿Para vivir lujosamente? ¿Es justo que una persona que trabaja 40 horas semanales sea pobre?
Al final, la cantidad de dinero que necesita una persona para vivir viene marcado por los que viven lujosamente en su misma sociedad. Ellos son los que encarecen los productos, los que marcan el modelo a seguir, y al que aspiran el resto de clases que se encuentran por debajo. Por eso, la cantidad es muy diferente dependiendo del país donde habites.

Coche siniestrado, en el mismo año en que el diésel empieza a estar en el punto de mira de los grandes ayuntamientos (Noviembre de 2018).

Todos queremos vivir mejor: el que cobra el salario mínimo quiere cobrar por encima de esa cantidad, el funcionario de tipo C quiere ser como el de tipo A. El que se dedica a la cría de cordero quiere vender más y a mayor precio... Y nadie cuestiona ese esquema de crecimiento. Aún sabiendo que no se puede crecer indefinidamente en un planeta finito: eso es lo que postula el concepto de huella ecológica.
"Los españoles necesitan de media 3,7 hectáreas para satisfacer sus consumos y absorber sus residuos. Es decir, casi el triple de lo que el territorio español ofrece. Con el ritmo de vida de los españoles, sería necesario que España fuera 2,94 veces mayor."

Parece intuitivo que en los países occidentales consumimos por encima de lo que trabajamos, es decir, que no somos autosuficientes. ¿De dónde sale todo ese excedente del que nos apropiamos? ¿Cuándo comenzó esa tendencia?
Quizá puedan verse antecedentes en la antigüedad clásica, cuando griegos, romanos y árabes se lanzaban a la conquista de otros pueblos, para obtener los recursos que les permitieran seguir acumulando riquezas (entre los habitantes que se habían organizado para someter a los "bárbaros"). Todos estos imperios acabaron colapsando una vez que los pueblos conquistados eran integrados en el sistema y el poder comenzaba a fragmentarse. Sin embargo, a escala global, hubiesen podido mantenerse sin necesidad de planetas adicionales.

Es en la Modernidad cuando parece asentarse un sistema económico de crecimiento basado en la búsqueda de recursos en cualquier parte del globo. Empezaron los portugueses y españoles extrayendo especias y metales preciosos de Asia y el nuevo continente. Los anglosajones cerraron el círculo vendiendo manufacturas en las colonias, donde obtenían materias primas a cambio de mano de obra esclava capturada en África.
Europa se lanzó a la tarea de acumular la riqueza que se extraía del resto de continentes. Cuanta más población y territorios se incorporan a ese esquema de extracción de riqueza, más complejo se volvía el sistema. Más aún, a medida que se iban agotando los caladeros de recursos.

Ahora, empezamos a ver algunas de las nefastas consecuencias de ese sistema: degradación de la naturaleza, alteración del clima, agotamiento de combustibles fósiles, paro y pobreza sistémicas (que alimentan el mercado laboral con mano de obra barata), conflictos bélicos por el dominio de áreas estratégicas, auge de los fascismos y nacionalismos (que tratan de mantener los privilegios de sectores reducidos de población), flujos migratorios masivos hacia las áreas donde se concentra la riqueza... ¿Nos encontramos a las puertas del colapso del capitalismo?

Más información sobre estos y otros temas, en los podscasts del programa de radio "La linterna de Diógenes"
Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo
Capitalismo y Esclavitud. El Tráfico de esclavos

viernes, 20 de octubre de 2017

Hacia la nada ... ... ... .. .. .


Habría que preguntarse por qué
el beneficio manda,
el de unos pocos,
el mal de muchos.
¿Por qué es bien?
Si resulta feo:
la opresión, el abuso, la desigualdad.
¿Por qué el beneficio manda?

Vivir bien,
vivir mejor que:
Mejor que Amancio,
mejor que el futbolista,
mejor que el rey o el presidente,
mejor que el directivo,
el médico o el bombero,
el funcionario,
trabajadores por cuenta ajena,
autónomos, emprendedores,
jornaleros, parados,
prostitutos...

Competir contra.

Mientras daba cuenta de mi menú del día,
miraba en el televisor cómo Galicia ardía.

El salón estaba lleno de "clase media",
gente de provincias, oficinistas, comerciales,
jubilados... todos comíamos el mismo menú:
dos platos a elegir,
entre cuatro primeros y cuatro segundos.
El más rápido se lleva el postre...
Y así siempre...
en continuo mirar de reojo,
anhelando beneficios,
adorar al líder,
machacar al mediocre.
Venerar al avaro,
respetar al santurrón,
a los que retienen.

Y las llamas lo repetían:
-Han sido ellos los beneficiarios,
los del privilegio,
los que han estudiado...
Han sido ellos:
en sus juegos
de poder
los ganadores.
Han sido ellos...
Nos convencieron:
de que es bien bello
lo que vemos mal y feo.



Se te llevarán a ti también,
en su arrasar desenfrenado
hacia la nada...

jueves, 11 de abril de 2013

De Lincoln al Estado Social: referencias cinematográficas

Últimamente veo mucho cine americano... Bueno... no es algo que haga sólo últimamente, es casi imposible no verlo, está por todas partes: Con buenas y malas películas; para pasar el rato o reflexionar; alucinar con nuevos avances tecnológicos o conflictos internacionales (reales o ficticios, ¿qué más da?); absorver propaganda de Estado, valores morales... Hollywood se ha convertido en la mayor factoría de sueños y el encargado de moldear en nuestro imaginario colectivo el ideal democrático liberal (por no hablar de comportamientos sexuales, religiosos, de ocio y consumo, cánones de belleza, sensualidad... --> hasta llegar a la pornografía más explícita que inunda toda la inter-red --> La red, el espacio para las minorías, lo bizarro, el subsconsciente.-)

Este exceso de cultura yanqui me produce empacho, atiborramiento... de hamburguesas, coca-cola... Y, a veces, necesito urgentemente una purga a base de cine europeo.
El otro día, el revuelto de estómago me lo produzco "Lincoln", de Steven Spielberg. Desde luego, tanto el título como el director, apuntaban a digestión pesada. Pero tengo cierta debilidad por la historia, además me interesaba conocer la narración oficial y ortodoxa de la guerra civil americana.
Después de todo Estados Unidos es el modelo universal de Estado y Democracia.
En la época relatada -desde una visión europea- los Estados Unidos no eran más que colonias donde hacer y buscar nuevas oportunidades de negocio, enriquecerse. Así que resultaba lógico que el modelo fuese el liberal y que el Estado se limitase a garantizar la propiedad privada y los derechos de los ciudadanos (libres e iguales ante la ley).
Aunque se trataba de una democracia, en el siglo XIX, el derecho a voto seguía restringido a los varones propietarios (vamos, que estaba controlado por los más ricos). La película no oculta las corruptelas a las que está sometida la clase política, de hecho es un claro ejemplo de la importancia del populismo, la compra de votos, estrategia, contactos, etc. En cierto modo, la peli da a entender que todas las triquiñuelas son válidas para aprobar la "Decimotercera enmienda" (la abolición de la esclavitud de los negros).

-¡Qué buenos son los americanos ricos!- Que con su caridad y megalomanía quieren rescatar a los pobres negritos de los paletos del sur.

No he indagado mucho sobre el tema pero, analizando los indicios que se presentan en la película, invita a pensar que: El interés de la facción representada por Lincoln en la abolición de la esclavitud podría tener como objetivo alcanzar un cierto control sobre los estados del sur -cuya economía estaba basada en la mano de obra esclava- debilitando (o haciendo menos rentable) su sistema productivo una vez terminada la guerra.
Claro que, también aparece el argumento iusnaturulista (todas las personas son de la misma naturaleza, anterior a cualquier Estado u organización ¿por qué habrían de estar sometidos a leyes o regulaciones diferentes?). Pero el argumento resulta un tanto fuera de lugar, como un juego sutil del intelecto, al margen del utilitarismo, la efectividad y la acción directa que parecen regir a los hombres de provecho, los triunfadores, los propietarios.
Y, después de todo, las discusiones filosóficas siempre van varios siglos por delante, son necesarias generaciones para ser aceptadas por la mayoría. Y, por supuesto, está el "Statu quo": Los que ostentan el poder necesitan mantenerlo, aunque cambie el paradigma social, tienen que transformarse, adecuarse y prepararse para que todo siga igual.

Hasta aquí no se ha dicho nada de Estado Social, quizá sí de Estado y de su formación.

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"Mientras tanto, en un universo paralelo..." Europa, sumida en plena Revolución Industrial, con grandes monopolios y mano de obra sometida a las más penosas condiciones, los efectos del liberalismo/capitalismo no dejan indiferentes a nadie. Surgen los sindicatos y las ideas socialistas, la idea de que es necesario un cierto control por parte de los Estados sobre el capital, y también un cierto reparto de la riqueza.
Es una época en la que todo está por explotar: Los recursos naturales no parecen tener fin, la ciencia y la tecnología producen inventos cada vez más sorprendentes, las máquinas realizan el trabajo de cientos de hombres... ¿Cómo es posible que las condiciones de los trabajadores sean aún más penosas que en la época feudal?
Los Estados se arman -y crecen aumentando el consumo interno- para defender sus intereses colonialistas y expansionista... Estallan las Guerras Mundiales.

Es admitido que el mayor desarrollo del Estado Social ocurre después de la Segunda Guerra Mundial: La URSS es una gran potencia mundial, Alemania se recupera de los estragos de la guerra, la economía crece, se liberan las colonias, el sufragio se extiende a cada vez más colectivos (negros, mujeres)... Además del Socialismo real de la URSS, en el resto de países europeos surgen la educación pública, la asistencia sanitaria universal, los derechos de los trabajadores, etc. Todo lo que era patrimonio de la beneficencia de los más ricos se institucionaliza y parece que un mundo más justo es posible.
Sin embargo, este Estado Social en desarrollo no está exento de profundas contradicciónes, vicios y perversiones... Como puede verse en "Lola"  de Fassbinder. Una película llena de colores, claro-oscuros, reflejo de una época de crecimiento en lo económico. Es una película sobre lo humano, pero también aparecen de soslayo: el problema de la burocracia; de la coexistencia entre iniciativa privada y estatal; la búsqueda de la riqueza a cualquier precio. Sin duda una buena purga contra el cine de Hollywood.

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Al final se aprueba la "Decimotercera Enmienda" y los Estados del norte vencen a los confederados esclavistas del Sur.

Después de la  Segunda Guerra Mundial, los movimientos socialistas no parecen arraigar en los Estados Unidos. Los negros consiguen una mejora considerable: de esclavos a ciudadanos. Estados Unidos lidera la Segunda Revolución Industrial y se convierte en el gran defensor del ideal liberal (y demócrata). Un Estado de estados, una de las mayores potencias militares, que exporta la idea de mínima intervención en lo económico, sólo defender la propiedad privada y garantizar los intercambios económicos.
El socialismo europeo es una perversión para las grandes corporaciones norteamericanas -que con la globalización y deslocalización se han expandido por todo el globo-. Los Estados y sus instituciones pierden poder, son tentados por el modelo de consumo, el individualismo... Y "Billy Elliot" aparece en una barriada obrera de UK, donde su familia desestructurada lucha por defender los restos del Wellfare State. Billy tiene un sueño de lucha individual, su padre y su hermano (los nuevos esclavos) tienen que trabajar y demostrar que vivimos en un mundo de profundas desigualdades, pero... Con talento, esfuerzo y dedicación, cualquiera puede triunfar. Y el triunfo justifica cualquier sacrificio.

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La política, que era entendida por los griegos como una forma de buscar un ideal de justicia social, y de consensuar la mejor forma de vivir para toda la comunidad -polis-. Ha quedado reducida, desde el fin de la Edad Media - desde el traspaso el poder de la nobleza a la burguesía (de la justificación genética del poder a la económica) -, al arte maquiavélico de mantener e incrementar el poder. El arte de imponer la voluntad de unos pocos sobre las masas. Y, esos pocos, son los defensores del liberalismo económico y el capital, los que controlan la propiedad privada, los que nos seducen con su Estado de Consumo, los que juegan a la Bolsa y a los Mercados.
 



En este mapa conceptual hay 3 enlaces a 3 programas de radio sobre el Estado Social (Origen, Desarrollo y Declive). Cortesía de RTVE y UNED, dos vestigios del Estado de Bienestar, producto del esfuerzo y contribución de Todos.
Como decía la Bola de Cristal: - Solo no puedes, con amigos sí. -

jueves, 17 de junio de 2010

Comunismo?

Si fuera verdad que nuestras creencias, nuestra moral, nuestra cultura, nuestra economía... ha sido organizada por los más ricos, los poderosos, la casta dirigente (Iglesia, nobleza, bankeros), que realmente son una minoría. Entonces nuestra supuesta democracia no sería más que un fraude, porque la mayoría viviríamos atrapados en su "sueño americano", seríamos gratuitamente explotados para mantener su estatus y, estaríamos tan embebidos en esa dinámica que nos sería imposible ver donde está el verdadero bien, el bien de todos. Marx no tendría razón y la clase obrera no miraría el mundo desde una posición privilegiada para su reorganización.
Pero el poderoso, lo es, porque es capaz de digerir la injusticia y alimentarse de ella. ¿Cómo se sale de aquí? Sólo con la razón, el diálogo, la voluntad, la esperanza... Todo lo contrario que los actuales mensajes de miedo, racismo, intolerancia, proliferación de lo banal... el consumo.
Está claro que el comunismo ha sido satanizado desde nuestra sociedad occidental, también sus implementaciones bajo regímenes autoritarios han ayudado.
Aún así, parece que el problema del capitalismo es la tremenda desigualdad que produce y que no tiene vistas de disminuir. Tragamos con ello porque, idealmente, el libre mercado conduce a una situación de beneficio 0, un mundo donde existen infinidad de pequeños capitales que en una perfecta competencia se afanan sólo por no ser expulsados del mercado a manos de otro capital. Pero, incluso dentro del Estado Kapitalista por antonomasia, EEUU, prolifera la segmentación de la población, los muy ricos, los muy pobres, la clase media... (el gran capital acaba absorbiendo a todos los demás). En el fondo nos justificamos con que sólo somos clase media, mediocres, nosotros también somos víctimas!!
Independientemente de que el ideal capitalista sea o no crear un mundo más justo o un mundo de mayor bienestar, resulta difícil defender dicho idealismo, más en la situación actual, donde pocas personas se atreverían a acabar con el intervencionismo, aún tratándose de un intervencionismo corrupto, como el que existe en la mayoría de los Estados. Tal vez sería bueno plantear seriamente si el Kapitalismo es el mejor modelo, tal vez lo fue en una época donde una pequeña parte del mundo se vio en la obligación (o la oportunidad) de explotar los recursos del resto del planeta.
Incluso desde occidente, desde una posición privilegiada como la nuestra, creo que resulta difícil admitir que trabajamos por un mundo más justo (kantianamente hablando), o por un mundo de mayor bienestar (bienestar aristotélico, pero no restringido hoy a la polis sino aplicado al conjunto de la humanidad). Uno sabe que tiene que trabajar, que tiene que producir, pero el bienestar individual no puede justificar tanto sacrificio, quizá de ahí ese pensar obsesivo en el futuro de los hijos, ese aspirar a bienes que a uno no se le ocurriría que existen sino fuese por la mano totalizadora de la TV,...

...No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres, sino como instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible. Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna, tanto menos se les paga...
Karl Marx – Manuscritos de economía y filosofía

Si va a resultar que lo que soy es marxista, y sólo he necesitado 29 años para darme cuenta...

domingo, 21 de septiembre de 2008

Gilles Lipovetsky - “El ocaso del deber”

Interesante libro que defiende vivimos en una era post-moralista o del post-deber.

En el libro no hay diferenciación entre ética y moral, tal y como se definió en el post de este blog. A efectos prácticos son la misma cosa. Aunque podría identificarse la ética con los “valores humanistas” que se mencionan a menudo en el libro.

Con el término “moral” hace referencia al conjunto de principios e ideales que las sociedades adoptan con diferentes fines y causas. Y es que, en el escenario planteado por el autor, la sociedad post-moderna, la actual, no existen los valores supremos y, si existen, nadie está dispuesto a sacrificarse por ellos (o solo ciertas minorías).

¿Por qué ahora no hay moral? Sí que la hay, solo que es una moral utilitarista, que únicamente sirve al placer, a la búsqueda del máximo bienestar. En cierto modo es capitalismo aplicado a la moral: maximizar el placer (beneficio). “Si todos buscamos el placer (generar el mayor capital), todo el mundo se beneficiará, activa o pasivamente.” El máximo beneficio no es siempre lo más útil, o lo más eficiente, o lo más justo; así, el máximo placer no tiene porqué repercutir en la máxima felicidad, utilidad o justicia.


Analiza temas de candente actualidad (aborto, eutanasia, drogas, sexo, caridad) y cómo se relacionan con esta transvalorización de la moral.


La moral es solo un conjunto de normas que una sociedad adopta para favorecer las relaciones entre sus miembros y el ambiente que los rodea. ¡Qué importa si esas normas se han fijado en base a unos ideales o en base al máximo placer? Ambas formas de crear valores tienen su lado oscuro.


Los placeres son muy personales, muy dependientes, de la genética, la infancia, la educación... Sin embargo, a la hora de la verdad, están socialmente muy limitados. Quizá la seducción del placer a corto plazo nos impide ver la dictadura de la masa.

¿Somos superhombres que crean sus propios valores morales!


La moral actual va más allá del individuo, es una moral donde todo está justificado si con ello se obtiene placer, una moral que rechaza el sacrificio, el deber, que no cree en las prohibiciones, sino en las recomendaciones, en la higiene y la salud.

En el inicio del individualismo, el hombre era lo más importante y cada uno debía luchar y sacrificarse por mejorarse así mismo y la raza humana, acorde a unos principios humanistas o éticos.
Ahora ya no se cree en esos principios clásicos humanistas de conocimiento, caridad, sacrificio...
Ahora todo es más light, ahora no se redactan pecados, leyes o prohibiciones en base a esos principios, ahora todo se justifica con la reducción del gasto público, una vida más saludable, más higiénica, más cómoda, más útil, más segura... Los Estados se han dado cuenta de que esta técnica es más eficaz que no las leyes prohibitivas, los grandes castigos...

Y, así mirado, no parece un asunto tan malo, de un plumazo nos hemos librado de la posibilidad de una dictadura, mientras la sugestión siga funcionando mejor que el castigo y la prohibición... Los radicalismos e integrismos siguen existiendo y agitan la sociedad, pero es una agitación superficial que no altera el orden despreocupado, cómodo, pasivo...


¿Y la libertad? Ese objetivo se ha perdido arropado por la voluntad de masas. Se ha pasado de los ideales de “liberté, igualité y fraternité”, a una vuelta a valores más conservadores, eso sí, eliminando todo posible elemento de sufrimiento (Matrimonio sí, pero solo mientras dure el amor; Suicidio no, pero eutanasia y aborto sí; Trabajo duro, siempre que sea algo que nos guste;...)


Son muchos los autores que achacan la inexistencia de cohesión social, que ya no hay grandes movimientos, revoluciones... La búsqueda de placer es la vacuna. No, no existen ideales, hoy, más que nunca, no existe la esfera ideal de la que hablaba Platón. Solo existe lo inmediato, y se percibe en la forma de vivir, en la rapidez, en las nuevas enfermedades: estrés, ansiedad, anorexia, en el cine, el arte... Hemos dejado atrás la histeria del sentimiento de culpa.


Vivimos en un estado de bienestar, pero es solo eso, no hay felicidad, ni sueños... solo un extraño vacío inquieto.
 

 

martes, 26 de abril de 2005

Ovejas modorras.

Hay ovejas a las que se les reblandece el cerebro, se apartan del rebaño y vagan solitarias -sin rumbo fijo, sin objetivos-.
En mi pueblo se dice que esas ovejas están “modorras”. Eso se dice también de las personas cuyo comportamiento se sale de los cánones de moralidad establecidos. Si además tienes ideas divergentes, los apelativos asignados pueden ser aún más duros, humillantes, desacreditativos.
Estos son los mecanismos con los que la sociedad se defiende de todo cambio.

Los cambios de costumbres asustan, son incómodos: Cambiar una rutina por otra -¿Para qué?- se dirán algunos. En nuestra sociedad acomodada es fácil aguantar: si no te gusta tu pueblo te vas a la ciudad; si en casa no te comprenden te metes en un chat; si no te gusta la realidad tienes la televisión, las consolas, la pornografía, las drogas…

Sabemos que existen países (tres cuartas partes) en los que no saben del “Estado de bienestar”. Salen en las noticias de la tele, cada vez menos, porque hay estómagos sensibles que prefieren estar al corriente de la última técnica en implantes de pecho -o cualquier otro entretenimiento que gastan los ricos y que nunca tendrán las personas de a pie-. Es una realidad externa, porque nosotros somos el “Primer Mundo” y ellos el “Tercero”. Es un problema tan inmenso que es difícil de atajar. Los Estados (que se supone somos todos) desvían nuestra atención de los problemas sin solución, delegan poder en las macro-empresas (en pro del Capitalismo, del avance), se sacuden la responsabilidad y el pueblo se lo agradecemos con nuestros votos y nuestra conformidad, apoyando estas tiranías democráticas que oprimen y condenan cualquier minoría, cualquier intento de arreglar algo.

Si la noticia no está en los medios, la noticia no existe”.
¡Cuántas guerras y miserias pasan desapercibidas para nosotros! Es difícil encontrar fuentes de información fiables. Internet, la gran red: tanta información inclasificable que no sabes ni por donde empezar.
¿Dónde está el conocimiento que perdemos con la información?

Don Quijote era un loco por querer reinstaurar la caballería andante, desfacer entuertos y ayudar a los menesterosos, sin rey ni amo. Los que invaden países en busca de petróleo, negocian con terroristas para hacer cundir el pánico entre la población y poder aplicar así leyes “poco humanitarias”, están muy cuerdos.
Hemos elegido malos pastores para guiar nuestros rebaños. Las ovejas modorras son ahora las guardianas de la sabiduría humana, si alguna vez la hubo.

Aquí dejo un enlace a una página de "contrainformación" que está bastante bien:
http://www.nodo50.org