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sábado, 31 de diciembre de 2022

Sobre la vida en la ciudad y el ocio rural

El otro día me preguntaron si no tenía pensado mudarme a una ciudad... Yo siempre respondo lo mismo: -De momento no, mientras las niñas sean pequeñas y puedan ir al cole aquí... Es verdad que hay más cosas que me atan al pueblo: la familia, amigxs, la tierra... Pero los pueblos están llenos de incomodidades: siempre dependes del transporte privado -y hay que ser conscientes de que llegará un momento en que no estemos aptos para conducir-, todo -excepto la vivienda- es más caro, acabas teniendo un montón de enredos asociados a disfrutar de casas y parcelas más grandes, los servicios públicos son deficitarios, la oferta cultural y formativa escasa... Sí, también tienen sus cosas buenas: tranquilidad, no hay aglomeraciones ni atascos, hay pocos sitios donde gastar -así que, al final, gastas menos-, el aire limpio, los sonidos y olores del campo... 

En estas fechas, mucha gente viene de vacaciones. Está muy bien venir al pueblo y estar absolutamente ocioso. Yo ya no recuerdo esa sensación, siempre aprovecho para hacer todas las cosas que no me da tiempo en la semana laboral: arreglar lo que se va rompiendo, podar, hacer leña, pintar... Así que, me genera cierta envidia y morriña aquellos tiempos en que yo era un forastero en mi pueblo: venir a un lugar bonito, reunirme con lxs amigxs y familia, estar ociosos, salir a tomar, a pasear, leer... desconectar. Es verdad que cualquier lugar es bueno para estar de vacaciones. Tal vez la oferta gastronómica o de ocio de los pueblos no sea muy grande pero, como todos los visitantes vienen en la misma época, es difícil aburrirse.

Para el día a día, las ciudades son más apetecibles: los escaparates, las tiendas, los centros comerciales, la oferta cultural y de ocio, los espacios comunes, los parques, servicios públicos, bares, discotecas, restaurantes, el trasiego de personas... La vida en la ciudad está sostenida sobre el deseo: de cuerpos, de consumo... No como los pueblos, que tienen más que ver con el ascetismo, la sobriedad, el trabajo, la contemplación... 

Sí, los pueblos están condenados a desaparecer, en el mejor de los casos condenados al ocio vacacional. Pero yo seguiré aquí, porque las ciudades me dan alergia, me hacen estornudar y me salen sarpullidos. 

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Ayer fuimos a ver a las niñas cantar con la escolanía -una especie de coro de iglesia formado por adultos y niñxs del pueblo-. Aprovecharon que el auditorio se había llenado con los que íbamos a ver a los familiares, para meter la actuación de una niña que canta flamenquito y rumba -Clohe DelaRosa-. Estaba muy bien pero, claro, la mayoría de la gente no había ido a ver eso. Además, el sonido era horrible, no había manera de ajustar y acompasar el volumen de los instrumentos y la voz. Yo estaba un poco angustiado por la niña, porque era muy animada y los temas que cantaba molaban un montón, el padre -que la acompañaba a la guitarra- se veía un músico con muchas tablas, Clohe tenía una expresividad y gestualidad muy modernos, descarados... parecía una mujer. Y nosotros sentados en aquel auditorio... demasiado serio para aquel espectáculo. En mitad de la actuación Clohe no pudo más y se echó a llorar, dejó de lado la actuación y volvió a ser una niña. Nadie quiere ver sufrir a una niña -los espectadores que estábamos allí tampoco-- El padre la conocía bien, después de unas reflexiones y cantes a capela, la volvió a sacar arriba y volvió a ser Clohe, la cantista -cantante y artista-. El público hicimos lo que pudimos con nuestros aplausos y risas. Siempre me ha llamado la atención la asertividad de estos músicos populares: cómo apoyan a sus compañeros y los hacen sentir que pueden con todo, especialmente en situaciones en las que el común de los mortales tendemos a reñir y hundir al otro. Contrasta mucho con lo que solemos ver en músicos de conservatorio o en educación formal -un ambiente mucho más competitivo y estricto-. 

Se hacen muchos esfuerzos para traer cultura a las zonas rurales, pero ocurren a menudo estas cosas: que los artistas, lejos de encontrarse un público entregado e interesado en el espectáculo, se topan con un muro de indiferencia o incomprensión que es muy difícil de derribar en un espacio tan breve de tiempo.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Turista en Lanzarote

Me había tocado ventanilla. Hacía tiempo que no me ocurría. Ryanair siempre solía colocarme en los lugares menos deseados. Era muy temprano y me entretenía mirando los colores del amanecer. De vez en cuando se abría un claro entre las nubes y se veía el mosaico de luces de carreteras, pueblos y ciudades. La mayoría de pasajeros dormía. A mi lado había una chica joven dando cabezazos. Al cabo de una hora empezó a apoyar su cabeza sobre mi hombro. No estoy acostumbrado a que me toquen desconocidos, pero no podía despertarla. Así que hice como si no pasara nada, seguí leyendo y subrayando mi libro -volábamos sobre el océano y todo era monótono-. Quizá no era lo suficientemente punk, quizá me duchaba demasiado, yo no me dormiría sobre un desconocido... La lectura era densa: el pensamiento de Henri Bergson y su teoría del tiempo como duración, del pasado que se proyecta y se trae desde el presente... Pero aquella cabeza apoyada en mi hombro, en un cielo en calma... Sí, el tiempo transcurría de forma extraña. Bergson decía que no, que el tiempo no pasaba, que los que pasábamos éramos nosotros. Con las turbulencias la cabeza se incorporaba sobre sus propios hombros, pero al rato volvía al mío... Debo inspirar confianza, pensé.

Era un viaje familiar a Lanzarote. Las Islas Canarias son un lugar asombroso. Es un paisaje absolutamente diferente al continental. Debe ser extraño el vivir aislado, depender del barco o del avión para alejarse un poco. Nos alojábamos en un complejo turístico, en un "pueblo" que no era pueblo: era una concentración de complejos turísticos, restaurantes, bares, tiendas y todo lo que necesitan los turistas extranjeros para seguir con vida. Estábamos a finales de Noviembre y el clima era muy agradable, podías darte un baño sin mucha pereza. Siempre me resultó extraño que la gente quisiera ir a esos lugares a pasar largas temporadas, me parecía soberanamente aburrido, encerrarse en esos chalets, sin nada que hacer... Seguro que el tiempo transcurría de otra manera así. Seguro que en unos meses envejecerías varios años.

Nosotros estábamos muy entretenidos haciendo turismo. En un par de días ya nos habíamos recorrido toda la isla, nos habíamos montado en camello y en autobuses repletos de guiris -donde comentaban el paisaje en español, inglés y alemán-. En ocasiones te sentías absolutamente ridículo, infantilizado sobremanera... No necesito pasar por esto -pensaba-. Pero la reproducción del bus seguía con sus relatos fantásticos de erupciones monstruosas y eternas. Todos tomábamos fotografías y gravábamos vídeos con nuestros celulares.

También había tierras cultivadas, pueblos y, al menos, una ciudad donde vivía gente de verdad. Fruto de la primera colonización española -la que arrasó con los primeros habitantes procedentes del norte de África-. Quizá la nueva colonización de los turistas arrase también a esta cultura hispánica. Quizá solo los volcanes permanezcan y ese persistir colonizador de plantas, animales y humanos en general.

sábado, 10 de septiembre de 2022

Oriente, religión, la reina de Inglaterra y la Virgen de Consolación

Esta semana me presenté al examen de una asignatura de Filosofía, sobre las sabidurías orientales de la India y China. Se está haciendo duro esto. Muy difícil de justificar. Es algo que nadie espera, ni quiere de ti -¿Para qué estudias eso si no te sirve de nada? Con todas las cosas que tienes que hacer, perder tu tiempo en eso... -Es verdad, además me cuesta la pasta y algunos sacrificios.

Estudiando encontré esta cita sobre las enseñanzas de Confucio:

"El hombre debe buscar su perfeccionamiento moral; los principios esenciales de esa moralidad son dobles. Por un lado, la virtud de la benevolencia, amor, bondad, altruismo (ren), y, por otro, la virtud de la rectitud, equidad, justicia (yi) [...] Cada individuo tiene ciertas cosas que debe hacer, porque es lo correcto, sin pensar en las consecuencias o el posible beneficio. Se opone al li (ganancia, amor a la riqueza)" - María Teresa Román. Sabidurías orientales de la antigüedad.

Y pensé que yo seguía estudiando Filosofía porque era lo que tenía que hacer, porque ando buscando ese perfeccionamiento moral y satisfacer el deseo de conocer... Porque se opone al li.

Confucio se preocupaba mucho por los asuntos políticos, la organización de las personas en sociedades, las normas morales y legales... para conseguir vivir en armonía bajo un Estado chino. La doctrina de Confucio se ajustaba muy bien a las condiciones materiales del momento: con una China dividida en regiones feudales que guerreaban entre sí por hacerse con el poder central. Se ansiaba la paz social y, aceptar y acatar las sensatas enseñanzas confucianas, podía llevar a la armonía.

Podríamos pensar que el pensamiento de Confucio ha sido efectivo: que ha conseguido sus objetivos: se ha consolidado y afianzado en la sociedad china a lo largo de los siglos. China es una potencia compacta y de peso en el tablero global, habiendo mantenido esa doctrina confuciana como pegamento de su sociedad. ¿Cómo confiar en alguien que no conoces?: Porque acepta las tesis confucianas, que son muy sensatas y respetuosas con el otro.

En Europa también teníamos nuestro pegamento: la religión. Es verdad que nos resultaría muy raro llamar religión al confucianismo, o a cualquier otra tradición de oriente. Nosotros reservamos esa palabra para las religiones del Libro -judaísmo, cristianismo e islam-, con su Dios, sus normas morales, su jerarquía, sus milagros, sus figuras humanas... Y cuando alguna de estas cosas no están, o se añaden otras rarunas, nos despista.

Pero en Europa la religión ya hace tiempo que dejó de ser efectiva, ni tan siquiera está alineada con nuestros valores morales -quizá sólo como justificación de una organización jerárquica privilegiada-. 
Tradicionalmente se ha dicho que el protestantismo sí se adaptaba bien a la individualidad, el surgimiento de la nueva clase burguesa y la acumulación de riqueza que requiere nuestra organización social y productiva actual: el capitalismo combinado con la democracia representativa. Que por ello fue derrotado el imperio español y se impuso el dominio de la cultura anglosajona a nivel global -o, al menos, en lo que llamamos occidente-. 
Hoy día, pienso, podríamos afirmar sin muchos reparos que, capitalismo y democracia, se han independizado de sus formas religiosas: que son capaces de fundamentar sus propias normas morales, leyes, formas de organización e, incluso, forjar su propia mitología. Mucha gente, hoy día, ansía conocer los secretos del mercado, seguir el sendero del empresario exitoso, hasta llegar al Nirvana de la riqueza y el prestigio absolutos. Que la ciencia y la tecnología ya resuelven la cosmogonía y mitología cristianas. En definitiva, como pregonara Nietzsche, podríamos afirmar que: Dios ha muerto. 

¿Qué podía hacer el cristianismo rimbombante, piadoso, de comunidad, mágico y culpabilizador? ¿Qué podían hacer portugueses y españoles contra la efectividad de los protestantes? Contra ese Dios al que sólo rinden cuentas en privado, con esa vía libre para transgredir casi cualquier norma moral: esclavismo, piratería, proletariado, acumulación...

Hace unos días murió la reina de Inglaterra. Tenía ya un porrón de años. Se había convertido en una ancianita entrañable: un símbolo cuqui del imperialismo británico. Un símbolo que inspira infinidad de memes. Pero, en este mundo globalizado, es también el recuerdo viviente de la explotación de recursos naturales y sociales en "los otros" territorios: "el mundo inculto" que era sólo una reserva de mercancías para la metrópolis.

Ahora hay mucha gente buscando una guía vital: libros de autoayuda, orientalismo, magia, conspiranoia, prácticas religiosas sin arraigo en la cultura propia... Parece que democracia, capitalismo y ciencia no resultan suficiente, que andamos siempre a la búsqueda de ese algo misterioso que de unidad a todo, que justifique la vida - con sus sufrimientos y alegrías-... Andamos siempre a la búsqueda de la espiritualidad, del argumento que nos conecte con el mundo: la música, los viajes, los amigos, los hijos, las batucadas, las procesiones, la fiesta... Y nos encontramos que son sólo estados transitorios, que la realidad material nos exige trabajar, ganar dinero, invertir, comprar, vender, tv, redes sociales... estar permanentemente ocupados y entretenidos. Y claro, el tiempo para la espiritualidad se reduce... Sólo hay tiempo para el comercio -que es lo único que puede justificar cualquier sacrificio, cualquier guerra, cualquier medida preventiva...-

 

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Tras la palmera, la Virgen de Consolación atravesando la plaza del pueblo -finales de agosto de 2022-.

En el pueblo todavía hay ciertas prácticas y rituales religiosos que sirven de pegamento social. A finales de septiembre viene la Virgen de Consolación al pueblo. Mucha gente sale a recibirla y, desde la parroquia se organizan para intentar que la religión sea algo vivido, algo comunitario, que pueda influir en la sociedad para hacerla mejor. Pero resulta sólo en un instante transitorio, el instante en que los devotos creen conectar con lo misterioso y la cerveza de después. En seguida vuelven la realidad material y la individualidad de las series de Netflix.

lunes, 6 de septiembre de 2021

A vueltas con las vacaciones

Estaba en Las Palmas de Gran Canaria de vacaciones. Y me acerqué a ver el museo de arte contemporáneo de la ciudad -el CAAM-. Me encanta ir a este tipo de museos. Fuera de los grandes referentes -el Reina Sofía, Pompidou...- suelen tener poco público y los baños están muy limpios. Fui solo, para poder pararme sin remordimientos donde realmente me interesara. Cuando voy con las niñas, o con gente, acaba siendo una experiencia un tanto decepcionante, porque estás pendiente de mil historias excepto de lo que has ido a ver -no hay nada de inmersión y es como estar con un ordenador con conexión a internet-.

Había una exposición de José Martín: un pintor local. La obra oscila entre la psicodelia y el subrrealismo, con un carácter muy naif. Con temáticas como la playa, las mujeres, el mar, los paisajes tropicales, el dinero, el sexo... Son muy curiosos y coloridos los cuadros, derrochan imaginación. 

Niños de la guerra, o de Rusia, 1991 - José Martín

 

Muchas veces acudimos a los museos de historia buscando una explicación del presente recreándolo sobre los datos del pasado. Y es una vía posible. Pero a mí me gustan más estas visiones contemporáneas que tratan de tender hilos conductores desde el presente hacia todos los puntos del espacio tiempo.

Me gustó mucho el vídeo donde se narraba la vida del artista, a partir de testimonios de quienes lo conocieron. Era un tipo curioso que se retiró a pintar en soledad en las inmediaciones de su pueblo -Tazacorte-. Debió de ser la comidilla de todo el pueblo. El vídeo estaba muy bien, porque da una idea de cómo había evolucionado la vida en la isla: los plátanos, el turismo...

Las Islas Canarias son un lugar realmente alucinante -al menos Tenerife y Gran Canaria, que es lo que conozco-. Tienes una enorme variedad de paisajes y ecosistemas recorriendo unas distancias muy cortas. A mí me gusta más el norte de las islas, que es más fresco. La alta montaña también tiene su encanto. Este año he podido conocer algo más su historia, parece que los primeros pobladores llegaron ya en edad romana o fenicia, procedentes del norte de África. De aquello sólo quedan restos: cuevas, momias, herramientas... Todo fue pisoteado por los europeos, cuando empezaron a especializarse en la navegación oceánica y la extracción de riquezas de lugares lejanos. Luego le llegó la revolución turística y, con el turismo, pareciera que la única función e historia de las islas sea el goce y solaz de los visitantes. 

Pensaba en que hay gente que no sería capaz de disfrutar un lugar así. Por ejemplo el típico turista de sol y playa que va a ponerse fino de comer y beber. Aunque quizá no sea realmente así: todos tenemos un bagaje cultural. Y, quizá, hasta el ingeniero más obsesionado con su trabajo disfrutaría observando los barcos cargueros, los molinos de viento, las instalaciones militares... Todos hemos sido jóvenes y hemos estado interesados únicamente en la fiesta, el sexo y las drogas. 

 

En vacaciones me gusta madrugar. Las horas del amanecer y el atardecer son las más apacibles, cuando la luz y la temperatura son más suaves y progresivas. Me encanta madrugar para aprovechar el día. No como cuando trabajo, que me gustaría quedarme en la cama más rato. Y me gusta saber cosas de los sitios que visito: un poco de historia, de qué vive la gente, la cocina, la flora, la fauna... Me gusta conocerlo in situ -o después, cuando llego a casa y voy madurando la experiencia-. Me gusta conectar con el sitio al que voy, mientras desconecto del sitio del que vengo.

Al subir al roque Nublo traté de imaginar qué sentirían los primeros pobladores, mientras el manto de estrellas se les echaba encima. Con su conocimiento y experiencia sobre los cielos, las constelaciones, las piedras, la vegetación, las señales que lanza la Naturaleza... No debían de aburrirse.
A mí me pasa algo similar en mi pueblo: no dejo de asombrarme con los continuos y cíclicos cambios.

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Este verano también estuvimos de camping en Villablino -un pueblo en la montaña leonesa-. La zona había sido próspera gracias a la minería de carbón, pero la actividad se había abandonado y la región estaba en decadencia poblacional. Visitamos una fábrica de cerveza y, además, la mina de carbón que se encontraba en las traseras -sólo el primer tramo de la entrada-. Era un lugar oscuro, húmedo y frío. Caía agua continuamente del techo y se escurría por las paredes y el suelo. El guía nos contaba cómo era la vida de los mineros. Un trabajo realmente duro y peligroso: derrumbes, explosiones, bolsas de gas... Pero el capitalista debe cobrar más porque arriesga más (-:

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Mientras comía, me quedé observando a mi compañero. Un tipo infantiloide con cara de salido y muy malos modos. Se creía el rey del mambo. Se le notaba que de pequeño y en la juventud le habían dado caña. El típico niño gordito con gafas que es carne de cañón. Carecía de habilidades sociales, no había sido bueno en los estudios... realmente, no había sido bueno en nada. Pero tenía suerte: estaba forrado. Su familia había amasado una gran fortuna y él había sabido mantenerla. Sus comentarios eran los del típico facha que va diciendo por ahí lo de que los jóvenes tienen que trabajar duro, que las tías son unas guarras que van provocando y que él está en su posición por méritos propios -cuando saltaba a la vista que estaría viviendo entre cartones si no hubiera contado con el soporte económico heredado-. Empujaba la comida con los dedos para cargar bien el tenedor. Engullía como un pavo. Se le iban quedando trozos de pescado entre los brackets. Se hincó la copa de vino blanco de un trago. -Échame más! Anda machote! Aquello sólo podía tener un final trágico -pensaba mientras veía al camarero desenfundar la katana-.

jueves, 29 de julio de 2021

Instantáneas de verano

Allí estábamos, sentados en unas precarias sillas de madera. En la explanada del puerto, con las mascarillas mal ajustadas. Habían montado un escenario modesto, no hacía falta más. La brisa del mar nos mantenía frescos.
Fueron subiendo, eran un montón de gente, 40 o más. También había una pequeña banda: teclado, guitarra eléctrica, batería y bajo. Yo siempre había pensado que esos grupos de gospel, que gustaban tanto por aquí, eran una frikada... Aunque sentía curiosidad. 

Empezaron a cantar y... Aquello molaba! Aún llevando mascarillas, el coro se veía súper relajado, feliz... La directora era pura energía. Con su expresión corporal y su sonrisa, si te lanzaba una mirada de refilón, era capaz de hacerte pensar que podías cantar como Aretha Franklin -o, por lo menos, tocar las palmas con ritmo-. No es de extrañar que ese estilo musical haya traspasado los muros de las iglesias y todas las fronteras. 

Se hizo de noche, pero aquello era absolutamente luminoso. Nos sentíamos como si hubiésemos sido tocados por el dedo Dios -pero no el dios iracundo de la culpa, sino un Dios liberador-.

Gospelsons: grupo de gospel de Mataró. Foto extraída de la web del grupo: https://gospelsons.org/

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Alguien escribió en un grupo de Facebook que había creado un perfil anónimo para denunciar asuntos perpetrados desde los poderes públicos locales. Y la peña se le echó encima diciendo que diera la cara, que se identificara... 

Pensé sobre cómo se ha perdido el anonimato en Internet. Antes de las redes sociales todos teníamos perfiles falsos, avatares molones... Tu identidad virtual no solía coincidir con tu identidad física -a menos que fueras un personaje público- y podías llevar una doble vida. Ahora nuestros perfiles virtuales son una marca, un sello de identidad de nuestros perfiles físicos... Y los poderes nos pueden someter en ambos planos. Pero Remedios Zafra trata mucho mejor estos temas de lo que puedo hacerlo yo.

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Me sentía eufórica! Él había dado positivo en Coronavirus y yo no. Él debía confinarse en casa y yo era libre! Libre!

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En la televisión no paraban de salir noticias sobre los beneficios económicos que había traído la legalización de la marihuana en ciertos estados -EEUU- y cómo se había extendido a otros. También aparecían noticias de cómo los propietarios de invernaderos, en la vieja Europa, se estaban adaptando al cultivo del cáñamo legal: con usos medicinales, para elaborar ciertos ungüentos, fibras vegetales... -Es mucho más rentable que la fruta o las flores - decían.  

Cuando el capitalismo le niega el saludo al narco, la legalización está cerca.

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Estábamos solos, en un rinconcito al que se accedía por una vieja carretera abandonada. El pantano daba miedo. Todos los años llegaban historias de ahogamientos. Las niñas jugaban en la  orilla. -Allí están seguras. -Pensaba aliviado. Me sentía pesado, gordo...
Ya nadan muy bien. No quiero que vayan a lo hondo. Este calor me mata, saca lo peor de mí, quiero que llegue mediados de agosto...
¿Y si hubiera monstruos?

Algún punto del pantano de García de Sola - Julio 2021

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Habían habilitado un trozo de playa para los perros -al otro lado del puerto-. Los dueños se bañaban allí con ellos. Era una escena extraña: pechos desnudos, perros mojados, ladridos y conversaciones, las olas del mar... Todo se aparecía sucio e irónicamente feliz

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Habían hecho una pequeña presa en el cauce del río. Siempre había agua corriendo. Era muy somero: pocos tramos cubrían por encima del ombligo. Los fresnos y sauces proporcionaban una agradable sombra en las orillas cubiertas de césped. La gente se reunía en pequeños corrillos. Muchos llevaban su merienda. También había un chiringuito. Había gente, pero sin aglomeraciones -circulaba el aire-. El agua era fresca -pero no fría-.
Un lugar de goce y esparcimiento en Hoyos (Cáceres)

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El calor y la humedad eran horribles en la estación de Sants. -Otro tren cancelado! -Joder! Esto se está petando de peña... Íbamos bien apretados en el vagón. Todos con mascarilla. Yo procuraba no respirar muy fuerte. En Plaça Catalunya se subió más gente. Los niños lo tocaban todo. Una señora mayor busca asiento... Afortunadamente se lo cede alguien que está más cerca -no me quiero mover-. Dos tipos hablan despreocupados sobre no sé qué movida que quiere hacer en su salón. Yo sólo veo Coronavirus! Coronavirus por todas partes!

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Era el típico lugar de ocio familiar en el Levante. Enclavado entre la paradisíaca playa de arena y unos montes rocosos que se aventuraban hasta el mar. Se veía mucho guiri. Tenían sus propios guetos: los alemanes, los belgas... La primera línea de playa era asediada por altas torres de apartamento y hotel, bares, restaurantes... Las montañas cercanas plagadas de chalets -que de lejos asemejaban garrapatas-. Al fondo se apreciaban las formas grotescas de Benidorm. Pero Calpe era un pueblo tranquilo, mantenía un centro histórico coqueto. Un lugar para dejarse morir sobre la fina arena, mecido por las aguas calientes... Sí, la población se veía envejecida, conservadora, complaciente con los neonazis de Desokupa...
Una gran formación fálica rocosa presidía la playa: el Peñón de Ifach. Me gustaba llamarlo el peñón de iFacha...

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Se rompió la cámara subiendo al peñón. Por fin me había liberado de aquel artefacto del demonio. No tenía que llevar ese peso a la espalda: los objetivos, la batería, el trípode... Miraba el mundo de otra manera: narrado, en un continuo fluir de palabras -no como este post, que es una sucesión de instantáneas-.


Playa de Calpe con el peñón de Ifach. Imagen extraída de El País

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Después de 12 de horas de viaje, con sus atascos. Bajamos del coche, como quien se baja de una nave espacial... Hace fresquito. Suena música ligera en directo. No hay humedad. Nos reciben con tortilla de patatas -crudita-, revuelto de calabacín, tomates frescos... El Castillo nos vigila. Corre una agradable brisa... Herrera se nos aparece como el paraíso en la tierra ❤

miércoles, 31 de marzo de 2021

Música en el pueblo: de bandas, jóvenes y pollaviejas

Hace unos días anunciaron los grupos que vendrán a cantar al pueblo en las fiestas de agosto. No sentía ninguna intriga, ni expectación... La verdad, con el tostón de la pandemia, se le quitan a uno las ganas de todo.
Al final, lo que te apetece cuando va a un concierto es: beber, pasarlo bien con los amigos, bailar, saltar... Y no estar ahí solo, sentado, respirando tus propios vapores, recolocándote la mascarilla...

En general, nunca me he sentido muy identificado con los estilos musicales que más gustaban en el pueblo. Igual soy ya un pollavieja y estoy totalmente fuera de onda... No tengo claro qué estilos musicales gustan a los adolescentes y jóvenes de aquí: no me invitan a sus fiestas, ni frecuento los bares que frecuentan ellos... Y, aunque escucho mucha música -siempre lo he hecho-, seguramente no manejo sus mismos referentes. Al ver los grupos de las fiestas de este año, me pareció que las personas del ayuntamiento que contratan los "conjuntos", se encontraban en mi misma tesitura.

Supongo que a los más jóvenes -el rango de los 15 a los 30- les van los hits de Youtube: los ritmos latinos en su vertiente hacia el reguetón o el trap... Creo que es ahí donde la industria musical está haciendo sus inversiones. De vez en cuando, me encuentro a niñas tarareando esas canciones o ejecutando sus bailes, Y, en las fiestas de cumpleaños o similares, siempre me piden que busque ese tipo de temas -que, por regla general, me horrorizan o estoy saturado de escuchar-. 

En el pueblo, la gente es bastante anodina y clásica en el vestir, así que es difícil reconocer estilos musicales por ese lado -yo me adscribo a esa tendencia-. Por la apariencia, todos podríamos ser seguidores de Taburete -y no es así-. Creo que en la indumentaria, los jóvenes de aquí se dejan llevar por la moda del momento pero, en lo musical, tienen su propia identidad -al menos tengo la impresión de que eso no ha cambiado-.

 

Y ahora empiezan las historias del abuelo cebolletas... En mis tiempos... Allá por los 90's... Eran tendencia en el pueblo los grupos que revolucionaron la rumba y el flamenco -Camela, El Barrio...-, el pop patrio -El Último De La Fila, Antonio Flores...-, la vertiente rock -Extremoduro, Héroes del Silencio...- También estaban los que les molaba el bakalao y la música de discoteca. Había al menos 3 o 4 bares con estilos musicales más o menos definidos. Estaban, por ejemplo: el T.A.C. -en la vertiente más rock-, el PK2 -más pop y gitaneo-, las discotecas -con la música más bailable-, el Bombín -a la "vanguardia"-... Seguro que hubo más, por aquellos entonces los karaokes también gustaban.

Y era una cosa bastante local: en Fuenlabrada de los Montes escuchaban otros grupos, diferentes a los de Castilblanco... En Hontanaya, el pueblo de mi padre -en Cuenca- estaban locos por el tekno y el hardcore...

Se trata de pueblos chicos, no podemos hablar de una rica escena musical... Pero sí que había ciertas "tribus", o grupos, que se identificaban con estilos musicales más o menos concretos.

 

Hablando en un grupo de Whatssap sobre las bandas de estas fiestas, surgió la idea de que los cantantes que venían antiguamente eran apuestas más arriesgadas, innovadoras o incómodas... Aquí tocaron Los Celtas Cortos, que no sólo hacían una música bastante rara -fusión de folk, rock y pop-, sino que tenían unas letras muy punk -o, cuanto menos, socialmente comprometidas-. También tocaron Amistades Peligrosas, muy pop en lo musical, pero con letras que muchos padres y madres no se sentirían cómodos escuchando delante de sus hijos -y, allí estábamos, chicos y grandes, cantando lo de "hoy voy a ir al grano, te voy a meter mano..."-. También estuvieron Joaquín Sabina, Loquillo, Medina Azahara, Los Mojinos Escocíos... No eran, ni mucho menos, grupos de vanguardia, ni con estilos musicales muy alejados del mainstream, pero eran, al menos, el tipo de bandas que no interesarían a nuestros padres e, incluso, podrían importunarlos: por lo grosero o lo bizarro.

Como el concierto era en el pueblo -y quizá el único del año-, cantara quien cantara, ibas, te gustara o no el grupo. Quizá la música no apasionaba a los mayores, pero se fijaban en otras cosas: -¡Menudo equipo llevaban! ¡Cómo sonaba! ¡Nah! Ese no cantaba una mierda, no tenía voz. ¡Qué trajes tan bonitos!

Ahora, tengo la impresión, los grupos que vienen son más "normales", lo que gustaría a todo el mundo -más allá de los rangos de edad-. Sin ningún tipo de carga política. Podrían gustar también a nuestras madres y ser absolutamente indiferente a los más jóvenes.


Hay quien sostiene que, aunque existen más medios que nunca para escuchar música -radio y televisión con canales dedicados, conciertos, Youtube, Spotify...-, la cultura musical de la mayoría de la población ha disminuido. Antes sólo había dos canales de televisión y ahí tenías que ver cantar a Rocío Jurado y también a Patti Smith. Si no te gustaba la música pero querías ver la tele, te jodías y veías lo que echaran. Ahora, todo está segmentado: si te gusta el flamenco seguro puedes encontrar tus canales para solo escuchar flamenco -si te gusta el trap lo tienes más fácil-. Para los fans de Cachitos de Hierro y Cromo esto nos resulta muy notorio. Quizá la tele y la radio eran antes más un instrumentos de educación -y control- que mero entretenimiento -y consumo-. Y esa asignatura de educación en cultura musical ha dejado de ser obligatoria. Sí, existe Radio 3, su lucha contra el algoritmo y su intento de ofrecer una panorámica de todos los géneros... Pero, no nos engañemos, es algo minoritario. 

Así que, como resultado de esa incultura, muchos viven de espaldas a la música. O encerrados en los círculos de una juventud pasada. O, como ocurre en las redes sociales: flotando en la burbuja de sus gustos e intereses -o lo que el algoritmo mercantil estima deberían ser esos gustos-.


Quizá los conciertos del pueblo sean solo una consecuencia de ese analfabetismo musical: las nuevas tendencias nos desbordan, es imposible estar al tanto de cada nicho, así que, apostamos por lo normal, lo no conflictivo, lo clásico, lo empalagoso, con lo que nos sentimos cómodos... Una línea muy acorde a la democracia representativa: sigamos la norma fijada desde arriba, no sea que la gente quiera participar y, al final, mandemos a Eurovisión  al Chikilicuatre.


Grupos de las ferias y fiestas de Herrera del Duque para el año 2021

 

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Miraba el cartel y lo más novedoso era el Cantajuego -a lxs niñxs les encanta-. Vale, Raya Real es música de nicho -se puede justificar-. Seguro que el resto de grupos tienen buen directo -la puesta en escena es muy importante-... Pero, claro, es como si en pintura ignoramos que han existido el expresionismo, la abstracción, surrealismo... y seguimos como si nada con nuestras exposiciones de reyes, cristos y vírgenes...

Curiosamente, en el pueblo, hay más músicos que nunca. Tenemos banda, charangas, clases de lenguaje musical, infinidad de instrumentos, Celia Romero -cantante de flamenco con proyección fuera de nuestras fronteras-... En el panorama nacional aparecen contínuamente nuevas bandas -con mayor o menor repercusión- que hacen música muy novedosa -no son sólo Rosalía y C. Tangana-. Sí, las viejas glorias tienen derecho a seguir viviendo de la música, pero tampoco está mal dar un impulso a las emergentes y ofrecer una variedad  de colores que ayuden a forjar identidades. 

Resulta difícil utilizar el lenguaje -también el musical- para conectar con la gente y atraer su atención. Sobre todo si el discurso elaborado es monocromo, predecible, aburrido...

domingo, 25 de octubre de 2020

El precio del fin del arte

Pienso que, hoy día, resulta difícil definir el Arte -el Arte con mayúsculas, el de los museos y galerías- si no se trata de una mercancía. Pareciera que, el hecho de que algo entre a formar parte de los circuitos comerciales del Arte, es lo que lo confirma como tal. Si es caro o lujoso, entonces es Arte. Sin precio no sabemos calibrar su valor -porque, probablemente, hemos perdido toda capacidad de medirlo en otras unidades que no sea el dinero-. Si es barato, o gratis, nos cuesta darle la categoría de Arte: en ese caso preferimos hablar de artesanía, ocio, entretenimiento, afición...

Del Arte, además, esperamos una intencionalidad estética. Que vaya más allá de lo meramente útil o necesario. Que juegue de forma ingeniosa y ambigua con conceptos, ideas, posibilidades...

Arte es lo que hacen los Artistas. Artista es el que se gana la vida produciendo Arte. El dinero es lo que rompe ese círculo de recursividad y permite a alguien consagrarse a ese tipo de actividades.

Seguramente, en otras épocas -previas al capitalismo de consumo-, el Arte no tenía un componente de mercancía tan alto como ahora. Quizá era más una demostración de poder, una forma de explicar y dar a conocer la religión, de comprender el entorno, de transmitir valores culturales, de comunicar sentimientos, emociones, denunciar abusos, pensar nuevas realidades, innovar...

En su momento, Hegel, ya habló del fin del fin del arte. No indicando que este hubiera desaparecido o que estuviera condenado a hacerlo, sino apuntando a ese papel muy secundario que ocupaba en nuestras sociedades. De un científico esperamos que nos revele exactamente cómo funciona el sistema solar o el universo, ya no nos conformamos con las vaguedades a las que apunta el Arte o las metáforas de la religión. 

Según Hegel, el Arte sí que llegó a tener un papel predominante en la Grecia clásica, como si sus estatuas sobre dioses fuesen representaciones fidedignas de esos entes que eran absolutamente reales y que regían la vida cotidiana y sus pasiones. 

Con el cristianismo, el arte pasaría a estar sometido a la religión revelada, como una forma de apoyo para hacer llegar al pueblo su doctrina con imágenes sensibles e intuitivas.

Hoy día, la religión ha pasado a un plano tan secundario como pueda haberlo hecho el arte. Ahora mandan la ciencia y la tecnología como agentes transformadores y explicitadores de la Naturaleza. Pero es el capital quien organiza la sociedad: los tiempos de trabajo, de ocio y de consumo. Y es también quien marca la dirección en que debe avanzar la ciencia y la tecnología.

El Arte sigue teniendo su papel aquí, pero ya no construye nuevos atributos para los dioses, ni mitos más complejos que expliquen el comportamiento humano, o los avatares de la sociedad. A lo más, ha quedado como una crítica a la ciencia, la tecnología y la forma de organización social. En la mayoría de los casos es sólo un complemento del ocio. Y, me atrevería a decir, que su función principal es la de ser un objeto de consumo.

Por ejemplo, existen infinidad de grafiteros, fotógrafas, pintores, poetas, cantantes... Y, la forma de valorarlos y juzgarlos es por el precio que alcanza su obra en el mercado. Y, de hecho, la mayoría de estos artistas no se les llama de esta forma hasta que empiezan a transitar las galerías. Así, las otras dimensiones de la obra, se convierten en algo meramente accesorio al precio, son solo una forma de justificarlo, una especie de currículum para ser contratado por el mercado.


El Guernica de Picasso narra los horrores de la guerra civil española. Pero, ante todo, es un cuadro caro. Eso le da una tremenda visibilidad y difusión, y permite que su mensaje llegue a un montón de gente, en muy diversos lugares y épocas. Es tan caro, y ha alcanzado tal popularidad, que sería difícil que circulara por los mercados del Arte. Pero el resto de su obra sí lo hace. Y es ahí donde esta ha perdido cualquier efectividad como denuncia o codificación de nuevas realidades. Su obra ha sido fagocitada por un sistema que se alimenta de ella.

Adaptación de El Guernica. Mural conmemorativo del 1-O realizado por Eduard Altarriba en Moià. Extraído de https://www.elmundo.es/cronica/2020/10/10/5f808ec3fc6c83b6198b45ba.html

Pienso que, hoy día, resultan más relevantes todas esas manifestaciones artísticas que surgen al margen de los circuitos comerciales del Arte. Sería un arte con minúsculas, que elaboran de forma esporádica personas anónimas -o no-, que se reapropia de otras obras, que juega... Con fines de lo más diversos: crítica social, entretenimiento, diversión, decorativo, expresivo... Codifican realidades mundanas, ofrecen estilos de vida, patrones estéticos, de conducta.... Un arte al margen. Que todavía tiene efectividad en la sociedad aunque, una vez ha cumplido su función, pueda acabar en los museos o inserto en el capitalismo de consumo.


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Hubo un tiempo en que, en los círculos de las vanguardias del Arte y la cultura, se puso de moda la fotografía de pobres, trabajadores y de ambientes marginales. Ese tipo de fotografía se incluyó dentro de la categoría que se conoce como fotografía documental. Porque daba cuenta de la realidad, de lo verdadero, de lo que pasaba en el mundo. Lo traía a la luz, le ponía un marco y el foco mediático. Era todo lo opuesto a la fotografía de viajes, la fotografía de moda, de lujo, de aristócratas, políticos, famosos... Que, bien mirado, son cosas bastante raras y bizarras -el 1% de la población mundial acumula el 82% de la riqueza-. Sin embargo, lo que tiene más presencia en nuestras pantallas son todas esas frikadas: perfumes, alta cocina, coches de alta gama, folclóricas, reyes, futbolistas...

Así, la foto del niño Aylan ahogado en una playa de Turquía, es claramente una foto documental. Mientras que la foto de Madonna besándose con Britney Spears en la gala de los premios MTV, a pesar de documentar un hecho, no se puede incluir en esa categoría. Porque la foto de Aylan retrata una realidad que nos pasa desapercibida -podríamos pensar, incluso, que se trata de ocultar-, nos está revelando una verdad sobre el mundo que habitamos. Mientras que la gala de la MTV es sólo un show, una ficción sin más intención que el mero entretenimiento. 

 

Beso entre Madonna y Britney Spears en la ceremonia de presentación de los premios MTV Awards, en 2003. Imgen extraída de https://www.guioteca.com/los-2000/la-historia-del-recordado-beso-entre-madonna-y-britney-spears-y-la-reaccion-imborrable-de-justin-timberlake/

Foto de Aylan muerto en 2015. Tomada por Alan Kurdi. Imagen extraída de https://www.codigonuevo.com/conciencia-social/libro-desvela-historia-muerte-aylan-realidad-llama-alan

Ambas fotografías pueden convertirse en objeto de coleccionismo o de Arte ¿Por qué no? De hecho sirven de base a numerosas pinturas, grafitis, cuentos... Son imágenes icónicas que nos remiten a realidades pasadas y que han dado la vuelta al mundo. Pero el capitalismo suele potenciar aquellas realidades que favorecen el consumo. Así, de estas dos imágenes, la más omnipresente sería siempre la de Madonna y Britney. 

La imagen de Aylan incomoda, da bajón y quita las ganas de comprar nada. Así que, poco a poco, se va hundiendo en el archivo de historias a olvidar. El capital, no sólo tiene la asombrosa capacidad de convertir prácticamente todo en mercancía, también selecciona aquello que le sirve para reproducirse y crecer, mientras descarta todo lo demás. Funciona así con la ciencia y la tecnología, y hace lo propio con el Arte.

Puede que esas imágenes se estudien en los colegios y se analicen entre los expertos. Quizá eso mantenga cierto potencial transformador en esos pequeños ambientes, mientras quedan en el olvido -o pasan desapercibidas- para el conjunto de la sociedad. Una sociedad encerrada en círculos que repiten los mismos errores y provocaciones de forma periódica, porque no consigue acoplarse con los flujos de la cultura y se agita como pollo sin cabeza.

Quizá, para salir de estos círculos, sea necesario prestar mayor atención a todos esos descartes del capital, a ese arte con minúsculas, a ese arte que se produce sin la pretensión de serlo. Aquel que nos habla desde una dimensión más allá del dinero, por encima de los cuadros de reyes o de las divas del pop.


jueves, 1 de octubre de 2020

¿La cultura ha fracasado? ¡Viva la muerte? ¡Muera la inteligencia???

El antisemitismo nazi durante la Segunda Guerra Mundial dejó una mancha de repugnante vergüenza en la conciencia de nuestras sociedades occidentales. Estábamos en la cumbre de la cultura, la técnica, la ciencia... Y, sin embargo, fuimos capaces de cometer aquellas atrocidades. 

Lo peor es que no parece hayamos quedado vacunados por la experiencia. En Europa siguen proliferando los partidos de corte xenófobo y ultranacionalista. En España tenemos a vox, un partido con un discurso bastante agresivo y simplista, que se basa en la idea de: los españoles primero... Pero no cualquier español, sino los españoles normales: los de la capital y la meseta, los que hablan bien el castellano, preferiblemente hombres, católicos, monárquicos, heteroxesuales... mejor si son ricos... Pero también atraen al votante pobre con la idea de que, expulsando a los extranjeros -inmigrantes-, habrá trabajo y dinero a espuertas para todos. 

Casi 4 millones de votos tuvo en las últimas elecciones. En este país siempre ha habido nostálgicos del militar golpista que gobernó España con mano firme durante casi 40 años. Yo siempre los había visto como gente rancia -pijos de otra época-, o bien, gente a la que la broma se les había ido de las manos -ese gustillo que tienen muchos por decir burradas para escandalizar al personal-. El problema es que esas burradas siguen estando en las instituciones, tienen voz y tienen poder.

Tweet publicado por el líder de vox, el día que se cumplían 100 años del surgimiento de la legión (el borbón, felipe VI, nunca fue legionario)
 

Los de vox utilizan una estética y una pose militarista. Algo así como si fueran señores feudales dispuestos a embarcarse en la conquista de América o en una cruzada contra los moros. Aunque, realmente, sólo son charlatanes, hacen política: hablan, presentan leyes, mociones de censura... Y, la verdad, la política española es bastante chabacana. Parecida a los combates de Pressing Catch. Puro teatro para proyectar imágenes simples que puedan despertar afinidades entre los electores.

 

Recuerdo que Pablo Iglesias -o cualquiera de los impulsores de Podemos- tenía un discurso muy sólido y valiente, antes de que su partido entrara en las instituciones. Luego todo eso cambió. Ahora sólo dice bobadas, perogrulladas, consignas simples. Evasivas o, bien, confrontamientos dialécticos. La política exige simpleza, rebajar el nivel intelectual para adaptar el discurso a las masas que observan distraídas. Militar, repetir insistentemente las consignas hasta que calen. Con todo y eso, hay grados. Y, aunque hay partidos que reducen más que otros, al final, ese tener que moverse en el marco de la legalidad, lo políticamente correcto, lo práctico, lo apto para todos los públicos... conducen al discurso binario del "estás conmigo o estás contra mí" -la confrontación-.


Por ejemplo, vox utiliza el concepto difuso de nacionalismo, para construir una cierta idea de hombre normal -varón, blanco, católico, promilitar, castellano parlante- contrapuesto a lo otro -las personas que ocupan las peores posiciones en la escala social: inmigrantes, mujeres, minorías étnicas, pobres...-. Suele ocurrir que, las personas que llamamos inmigrantes, acumulan todos esos roles. Así que, el discurso de vox, no es más que una forma de defender la desigualdad. Una desigualdad que es más bien una forma de opresión, ya que todos esos inmigrantes realizan los trabajos más duros y arriesgados de nuestras sociedades, sin ningún tipo de protección: jornaleros del campo, cuidadoras de personas dependientes, prostitutas, comerciantes de droga, trabajadoras del hogar... y, en general, la mayoría de trabajos que han de realizarse al margen de la ley.

También, cuando denigran lo "progre", o niegan la necesidad del feminismo, están defendiendo los intereses de esa "su normalidad". En nuestras sociedades occidentales salta a la vista que, aunque en un plano legal, la mujer pueda tener los mismos derechos y deberes que el hombre, no ocurre así en el plano social. La mujer continúa asumiendo el rol de ama del hogar, responsable de los cuidados y la educación de lx niñxs, es la que debe estar siempre guapa y arreglada, la que debe permanecer casta y sobria... Es verdad que lo único que obliga a asumir esos roles es la presión social. Y, aunque no sepamos muy bien en que unidades medir esa "presión social", lo cierto es que existe, y genera situaciones de estrés y sometimiento sobre las mujeres. Sometimiento que se proyecta también en los múltiples feminicidios  que ocurren cada año -el hombre se siente dueño y señor, el que controla la violencia y el que está en plenas facultades para ejercerla-. 

La derecha ofendidita siempre dice que no todos los hombres son maltratadores. Y tiene razón. Pero continúan existiendo costumbres arraigadas en bajos instintos, que encuentran nichos sociales en los que se refuerzan y acaban cebándose contra todos esos otros excluidos de la norma. Se puede estar en desacuerdo en cómo se afronta ese problema de forma práctica. Pero negar el problema, desde mi humilde opinión, es un error.

Quizá los feminicidios sean sólo la punta de un iceberg que se levanta sobre la industria del porno, la prostitución, las agresiones a inmigrantes, la ilegalización de colectivos, el acoso infantil... Vamos, que persisten un montón de actitudes que utilizan al otro como un medio, como un cuerpo sobre el que infligir dolor, sobre el que proyectar deseo u odio, o con el que comerciar como objeto de mercado.


Solemos pensar que la norma es lo más común, lo mayoritario. Pero ya hay muchos pensadores que nos advierten de que la norma es más bien algo raro. Algo que se fija con violencia y cuyo único objetivo es mantener ciertos privilegios. Aunque se trate de un privilegio tan estúpido como: -Yo me voy a jugar al paddle mientras tú haces los recados -y de paso te compras algo bonito para ti. Guapa!-. O tan macabro como: -Yo te esclavizo, te mato y te robo porque no hablas mi idioma, tienes la piel de color y la ciencia me ampara argumentando que perteneces a una raza inferior.  

-Sí, pero mira los dirigentes de Podemos: ahí, viviendo de puta madre a costa de decir que trabajan para las clases más desfavorecidas. Es verdad que Podemos parece sólo desear el poder, o que sólo le interesa la fama, la riqueza e inflar su ego. Eso es algo que tienen en común todos los dirigentes de los partidos y, en general, cualquiera que se alza en representante de los demás -y es algo sobre lo que siempre hay que estar alerta-. Pero el discurso de Podemos no es el de la explotación y el privilegio, como sí lo es el de vox. Y si vox fuese consecuente con su discurso, se vería obligado a utilizar la violencia contra toda esa otredad que tiene claramente identificada. Un tipo de violencia que iría en la línea de la ya implantada en muchos ámbitos del país y de Europa: vallas y alambradas para blindar fronteras, campos de refugiados, Centros de Internamiento de Extranjeros...  Ahora, con la COVID-19, vemos también como se aplican medidas policiales y de control más severas en los barrios de menor renta -donde las personas viven más hacinadas y tienen mayor dificultad para acceder a los servicios públicos de asistencia-. También hemos asistido en los últimos años a represión de ciertas manifestaciones culturales -Valtònyc, los titiriteros, Strawberry, Willy Toledo...- así como de los intentos de vincular una cierta identidad cultural con una legalidad -como ocurrió con la declaración de independencia de Catalunya-. La normalidad ataca con violencia cualquier intento de disidencia, justo porque se sabe que de "normalidad" no tiene nada.


Cuanto más simplista es el discurso de un partido, más insulsa y vacía es la apariencia de sus miembros. Así, la estética de los dirigentes de vox es la de gente que no le preocupa lo más mínimo las manifestaciones culturales o artísticas, salvo aquellas que sirven a sus intereses políticos o económicos. Una especie de zoquetes que no se van a dejar seducir por los cantos de sirena de "lo progre". No les interesa si la pintura ha evolucionado a través del expresionismo, la abstracción, el surrealismo... Ellos siguen fascinados con los retratos de reyes y el brillo del oro.

Así que, existen ciertos sectores de la sociedad que viven totalmente al margen de la cultura -del arte, la ciencia, la filosofía...- Y sólo les importa la simplicidad de sus consignas -para manejar grandes masas de gente, demasiado ocupadas en resolver los problemas que los apremian-. No es la cultura lo que ha fracasado, son la política, la desigual distribución del trabajo y la riqueza, o las formas de consumo compulsivo las que embrutecen a la humanidad y permiten que amplios sectores de la sociedad vivan de espaldas a la cultura.

La abolición de las clases sociales, o la restauración de los valores católicos europeos, están muy bien como marco teórico, o como medios para conseguir fines más elevados. Se pueden discutir, aprobar o reprobar. Pero, cuando llevar a la práctica esas teorías implica cualquier forma de violencia, debería hacernos sospechar que lo único que pretendemos es alzarnos en nueva normalidad, a costa de la explotación de otros.


En la película "Mientras dure la guerra", en el personaje de Unamuno, queda muy bien reflejado este problema de la cultura. Unamuno es un intelectual que añora los antiguos valores europeos y cristianos. Y, en un inicio, se posiciona a favor del levantamiento militar y en contra del gobierno de la república. Pero no tarda en darse cuenta del carácter violento del levantamiento. Una violencia especialmente encarnada en la persona de millán astray al grito de ¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!

Pintada vista en Dublín - Enero de 2020


jueves, 19 de diciembre de 2019

¿Es Extremoduro un grupo para pijos y paletos?


A raíz de la noticia de la separación de Extremoduro, me encontré con este ingenioso comentario acerca de mi banda de música preferida. Justo yo, que soy habitante de un pueblo chico -un paleto-. Que además tengo muchos amigos que les gusta vestir de marca y miran con cierta complacencia a los de vox.
Así que, me descolocó y me hizo gracia por igual. Porque tenía su parte de razón -en cualquier otro caso hubiera sido un comentario irrelevante-.

Extremoduro es una banda extraña: se la etiqueta como rock urbano, cuando quizá sea más un rock rural. Una ruralidad que no es de paletos, en el sentido despectivo que se le atribuye: personas que no han atravesado nunca los límites de su localidad y se casan y mantienen relaciones entre ellxs, produciendo deformidades físicas y discapacidades mentales...
Yo creo que la de Extremoduro es una ruralidad más actual, que tiene mucho que ver con el concepto de "España vaciada", que ahora está tan en boca de todos. En sus letras se habla de lo que toda una generación de "desertores del arao" hemos pensado de una manera u otra: ¿Por qué cojones me tengo que ir a vivir a una ciudad? ¿ Por qué tengo que aparentar que es eso lo que quiero? ¿Por qué no me puedo ir a cualquier otro lugar? Y rápido aparecen las respuestas: porque hay que ir donde está el trabajo, porque para alcanzar cierta relevancia hay que estar en las urbes -con las oportunidades-... Y claro, todo eso produce rabia.
"Voy a dejar esta ciudad, no me pienso despedir
de la gente, hace ya tiempo estoy ausente.
no sé ni a donde voy a ir,
no me he parado a pensar.
a un sitio de color de rosa.
Sin dios ni amo - ¿Dónde están mis amigos? (1993)

Esa ruralidad se mezcla en sus canciones con cierta idea de ecologismo, un ecologismo de pueblo, porque los que vivimos en los entornos rurales vemos continuamente como van desapareciendo formas ancestrales de vida que se encontraban en perfecto equilibrio con el entorno. Todo para satisfacer las necesidades de las ciudades: nos colocan pantanos, centrales nucleares, macrogranjas de cerdos, regadíos, alicatan los llanos con placas solares...
"Tenemos el agua al cuello con tanto puto pantano, 
las bellotas radioactivas, 
nos quedamos sin marranos.
Tierra de conquistadores, 
no nos quedan más cojones, 
si no puedes irte lejos 
te quedarás sin pellejo."
Extremaydura - Rock transgresivo (1989)

Pero de lo que más hablan las canciones de Extremoduro es de amor. En el fondo, podemos pensar que todas las canciones son canciones de amor, sino: ¿Para que mierdas ibas a hacer una canción? -no solo existe el amor erótico- Y, desde luego, la forma en que trata el tema no es una forma ñoña ni complaciente. Es una forma muy bestia, salvaje, de altos y bajos, casi violenta y poética a la vez.
"Pero ¿dónde están los besos que me debes?
En cualquier esquina,
cansados de vivir en tu boquita
siempre a la deriva.
Y llega en tu braguita el amor de visita 
Y en mis pantalones entre los cojones.
Voy a tatuarme ,azul, una casita
para que allí vivan nuestros corazones.
A fuego - Yo, Minoría absoluta

En general, nadie admite que el Robe hiciera una música muy sofisticada o muy novedosa, y... es cierto. Es una música de la raíz, que brota desde lo más básico de las pasiones humanas, aderezado con marginalidad y expresado en un rock sucio, irreverente, transgresor...
Podría haber sido un cantautor y utilizar ritmos melódicos para acompañar sus poemas campestres de amor y droga, pero eligió el camino tortuoso y lleno de malezas.

Lo curioso es que este tipo de música guste a los pijos. No hace mucho, tanto Inés Arrimadas como Irene Montero, admitieron en una entrevista con Jordi Evolé que Extremoduro era uno de sus grupos preferidos. También Melendi le dedicó un temazo, allá por 2006, "Arriba Extremoduro". Y creo que todos ellos dan el perfil de pijos.
Y bueno, los pijos también se drogan, también aman y también gustan de la naturaleza. Quizá el mayor problema lo tendrían con aquellas canciones que arremeten contra las banderas, el sistema policial, judicial y político. No es que Extremoduro tenga un discurso muy elaborado al respecto, ni que maneje categorías conceptuales complejas que le permitan sistematizar su intuición de que esos sistemas de control son dañinos para el común de los mortales. Pero lo ve, lo siente y lo dice como le sale de los cojones. Que es lo que nos pasa a muchos cuando se nos revela esa idea difusa que no tenemos forma de expresar de forma ordenada y convincente: entonces damos un golpe encima de la mesa, alzamos la voz y arremetemos contra todo diciendo muchas palabrotas.
"-¿Quién va a meterse por el culo
mi libertad de expresión
cuando diga que me cago en la constitución?
Nadie puede escaparse si todo es una prisión.
-¿Por qué coño hay tantos maderos a mi alrededor?.
Estoy cansado de romper televisores
y vuelven a salir de dentro siempre los mismos señores.
Voy a pegarme un cabezazo contra alguna barra
antes que se me ocurra alguna idea más bandarra.
Luce la oscuridad - Yo minoría absoluta (2002)


Pero bueno, hasta los pijos cargan contra el estado cuando les cobran los impuestos, o alguna resolución judicial no les es favorable, o los maderos les multan por ir bebidos, drogados, con exceso de velocidad... Aunque, obviamente, saben que el sistema, de entrada, siempre va contra los que tienen la pinta de Robe Iniesta.
"sábado por la noche comenzó la cacería
parezco ser la presa de un montón de policías.
estado policial estado policial.
Estado policial - Deltoya (1992)


Así que, con un discurso muy rudo, salvaje, antisistema, individualista, incluso antipático -Iros todos a tomar por culo era el título de uno de sus discos recopilatorios grabado en directo-, Extremoduro alcanzó unos niveles de popularidad que ya quisieran muchas compañías que gastan millonadas en promocionar a sus artistas.
Y, seguramente, ese éxito se deba a que fueron mucho más originales en su apuesta a largo plazo de lo que se les reconoce. Y, también, porque conectaron con muchísimos colectivos: punks, hippies, metaleros, bakalas... incluso con gente ecléctica o sin una identidad definida. Y lo hicieron sin el apoyo de grandes plataformas mediáticas. Supongo que ellos mismos han debido de flipar con su éxito.

Para mí, su mejor disco fue Agila (1996), luego ya la cosa fue menguando. Y creo que tiene cierta lógica que se separen: porque toda la energía que han desplegado durante todos los discos... no parece que sea sostenible a cierta edad. Y si te vas a transformar en otra cosa, mejor dejar Extremoduro como lo que es.
 "Decidí
aprender a hacerme yo la maleta para poder vivir.
Hoy lloré,
se me habrá metido un poco de arena,
eso no es para mí.
Decidí - Rock transgresivo (1989)

Así que. sí, los pijos y paletos actuales también están el saco. El saco de un grupo mucho más amplio de españoles de clase media y baja que fuimos jóvenes mientras la banda estaba en activo.

sábado, 25 de mayo de 2019

Feminismo y terror sexual


El feminismo está en auge. En campaña electoral todos los partidos políticos manifiestan su opinión y tienen propuestas al respecto. No hay nadie que pueda escaquearse de este discurso. Y las posiciones son muy variadas: desde los que creen que las desigualdades no son tan grandes y que las mujeres deben seguir siendo mujeres (sin que se les prive del acceso a la vida pública); hasta los que sostienen que vivimos en una sociedad heteropatriarcal que restringe los lugares y las conductas a las que las mujeres deben someterse.

Se ha avanzado mucho en cuanto a las reivindicaciones feministas, es innegable: la mujer es un sujeto de derecho por sí misma, sin ninguna dependencia de maridos, padres o tutores. Y, aunque no es la norma, ha conseguido acceder a los puestos de poder y control que los hombres crearon a medida para otros hombres.
Tanto en el plano de las élites económicas como en la masa de trabajadores y desposeídos, la mujer ha ido adquiriendo relevancia en la esfera pública.
Podría decirse que, poco a poco, han ido desapareciendo los elementos legales y socio-culturales que ejercían coerción sobre la mujer.
Y ha sido gracias a la lucha de las propias mujeres. Una lucha desde abajo. Una lucha que no interpela a facciones políticas (de derechas o izquierdas), sino que apela directamente a la razón de los seres humanos:
- Si todas y todos somos miembros de la sociedad, no tiene ningún sentido que los derechos y deberes sean diferentes en función del sexo de cada individuo.

A mi modo de ver, la lucha feminista es un claro caso de éxito que, con mucho esfuerzo, sacrificio y constancia ha conseguido arrancar libertades al poder para un porcentaje muy amplio de población (la mitad de esa población). Una lucha que lleva siglos librándose (al menos desde las primeras sufragistas).

¿Pero "contra quién" es la lucha feminista? En Estados totalitarios sería fácil identificar el enemigo: el dictador militar que es a la vez autoridad religiosa. Que sería no sólo el represor de las mujeres, sino también de cualquier otro colectivo "exprimido". Pero, aunque en occidente hemos realizado una transición a otros tipos de gobierno y otras formas de control de la población, siguen existiendo mecanismos de represión y recompensa que limitan la libertad de las mujeres. Son mecanismos poco obvios y distribuidos entre el conjunto de la sociedad: instituciones públicas, privadas, relatos estereotipados de la realidad (actual e histórica)...

Los que utilizan el término "feminazi", sostienen que las feministas identifican al hombre con el enemigo. Pero no parece que el feminismo sea un movimiento que pretenda acabar con los hombres, o sustituirlos por mujeres. La crítica que realiza el feminismo es mucho más profunda y tiene que ver con comportamientos, normas y creencias que se han ido asentando en la sociedad a través de etapas sucesivas de la historia, y que abarcan todo el espectro de la vida pública y privada.

La antropología nos enseñó que existen muy diferentes tipos de sociedades: desde las más violentas a las más pacíficas; represoras o libertarias; patriarcales, matriarcales... El espectro es muy amplio. La sociedad occidental es sólo uno de esos modos de organización posibles. Pero es una sociedad que se ha expandido de forma masiva (viral, podríamos decir).
La nuestra es una cultura históricamente belicista y patriarcal: se puede observar en nuestras religiones, modelo de familia, instituciones, conflictos, lenguaje...
Podríamos decir que toda esa violencia y machismo tienen como fin articular una serie de privilegios de unos pocos sobre muchos: ricos vs. pobres, gobernantes vs. gobernados, inversores vs trabajadores, titulados vs no cualificados, hombres vs. mujeres...

La lucha del feminismo es, fundamentalmente, contra los privilegios de los hombres. Privilegios obtenidos a partir de la arbitraria asignación de genitales al nacer. Pero su lucha va más allá y arremete contra el poder político, legislativo, económico... En tanto en cuanto los privilegios de los hombres atraviesan transversalmente todos estos ámbitos (de ahí que, a menudo, se asocie con movimientos anticapitalistas).
Por ello, no debe sorprendernos que existan mujeres que declaren abiertamente no ser feministas o que existan hombres que digan serlo, en tanto en cuanto es una lucha contra cualquier privilegio adquirido de forma ilegítima (si es que hay manera de legitimar el privilegio).

En nuestra sociedad individualista y competitiva el privilegio es socialmente aceptado siempre que esté fundamentado en unos ciertos méritos: esfuerzo, habilidad, inteligencia, audacia... Y, obviamente, los de los hombres no están fundamentados nada más que en una serie de circunstancias históricas, que han mantenido siempre con violencia: desde la quema de brujas, al ajusticiamiento por adulterio. Todo para mantener a la mujer clausurada en el ámbito familiar y de cuidados.

En "El planeta de los simios" el mono más violento se hace con el control del grupo y, desde su posición de poder, construye una sociedad injusta y férreamente jerarquizada. Quizá nuestra sociedad occidental tenga un origen similar.
En la naturaleza las cosas son como son y no pueden ser de otra manera: no podemos cambiar la ley de la gravedad, la velocidad de la luz o los regímenes de las mareas. Pero en el mundo humano, en la sociedad, podemos elegir cómo queremos que sean las cosas. Así que, podemos elegir que gobierne la mona más inteligente, la más amable o, incluso, que no nos gobierne nadie en absoluto.



Si miramos los sistemas legales del pasado siglo, en los que se restringía el derecho a voto de la mujer, o se legitimaba al marido para asesinar a su mujer si la encontraba con otro en la cama, o su limitación a la propiedad privada. Podemos considerar que, en lo legal y lo económico, tenemos los mismos derechos y deberes.
Pero el movimiento feminista sigue insistiendo (no sin razón) en que la igualdad no se ha alcanzado: que los puestos directivos los siguen ocupando hombres, que la mujer sigue cargando mayoritariamente con las tareas de cuidados y del hogar, que el propio lenguaje invisibiliza y desprestigia a la mujer, que la violencia sexual se ceba especialmente con ellas...


Y es en la violencia sexual en lo que se centra la autora del libro  "Microfísica sexista del poder (el caso Alcasser y la construcción del terror sexual)". Partiendo del análisis del mediático crimen consigue fundamentar la vigencia de las reivindicaciones feministas. Y evidencia cómo el terror sexual contribuye a mantener el sometimiento de las mujeres ante un peligro que no afecta a los hombres.



Tenía vagos recuerdos de ese crimen (ocurrió en el año 92, yo tenía unos 11 años). En internet hay un montón de información: tres niñas de entre 14 y 15 años fueron brutalmente torturadas, violadas y asesinadas. El caso tuvo un gran seguimiento en los medios y parece que nunca llegó a quedar del todo resuelto.

El libro no entra en los detalles detectivescos del caso, sino que ahonda en las implicaciones coercitivas que estas manifestaciones de extrema violencia y su exposición en los medios tienen sobre el conjunto de las mujeres.

"... que este riesgo -el de violación- esté establecido y graduado no es accidental, forma parte del conjunto de recompensas y castigos que sirven para controlar socialmente a las mujeres y asegurar que se mantengan en su puesto, dentro del orden patriarcal. Este orden divide a las mujeres: las que aceptan las reglas del juego, a las que la sociedad va a proteger, y las otras, a las que se puede violar. La que sale de noche, la que vive sola, la que se atreve a ir al cine sin compañía, la que se atreve a entrar en cafeterías y bares, a hacer autostop... se arriesga a que le digan groserías, le den la lata, le metan mano, la soben, la violen"
Agresiones VII/7, "La violación", en CDM Maite Álbiz, Bilbao, s.f., p. 3

Muchos hombres se ofenden ante las denuncias feministas contra la violencia sexual, argumentando que los violadores y asesinos son individuos concretos y que no se puede acusar al conjunto de los hombres de ese tipo de comportamientos. Sobre todo, cuando se pretenden promulgar leyes no simétricas (en cuanto a género) para tratar de revertir esta lacra.
Quizá sean los mismos que ven en el movimiento feminista una especie de ataque de las mujeres hacia los hombres. Un ataque completamente infundado: no es que se pretenda que las mujeres  violen y asesinen a los hombres, lo que se busca es que no exista la violación en absoluto. Es decir, no se busca acaparar privilegios a costa del otro sexo, sino que cuestiona el privilegio en sí.


Otras referencias

“No tenemos que limpiar a Woody Allen para que su cine sea bueno”La escritora francesa Virginie Despentes publica la última novela de su trilogía, 'Vernon Subutex', y reedita su ensayo feminista 'Teoría King Kong'"
P. ¿Qué le parece el término "terrorismo machista"?
R. Adecuado. La violación es una forma de terrorismo. Cada violador es un terrorista que trabaja para sus compañeros. Para una ideología. No todos violan, pero todos disfrutan de la fuerza que otorga el miedo de la mujer.
[...]
R. Las chicas podemos hacer la guerra mejor, tenemos la costumbre de no escuchar nuestros deseos y sacrificarnos... Pero cuando eres el cuerpo que fabrica humanos la idea de matarlos por millones no te parece tan urgente.

Podcast del programa "La linterna de Diógenes" - "El caso Alcasser y la construcción del terror sexual"

 

viernes, 18 de agosto de 2017

La educación en el vicio y otras perversiones para los hijos de nuestro tiempo

Salimos con las niñas a dar un paseo. Era el mes de Agosto. Las fiestas del pueblo estaban próximas. Arreciaba la calor y nos echábamos a la calle nada más ponerse el Sol. Las terrazas de los bares bullían de gente, de todas las edades...
Tenemos suerte de vivir en un entorno así: rodeados de naturaleza, familiares y amigos. Con escasa diversidad cultural, pero con amplia convivencia intergeneracional.

A mí nunca me interesaron los niños o las niñas. Nunca fui de decirles cositas o agasajarles con regalos. Siempre me pareció que tenían mucho más de lo que necesitaban. Supongo que debo resultarles antipático, pero es una edad muy complicada y no me gusta condicionarles. Menos aún, cuando uno se sabe lleno de vicios y prejuicios que, desde luego, no quiere transmitir sino, todo lo contrario: erradicar.

Hay otras personas a las que les gusta jugar con los niños, darles chuches y reforzar los roles de género:
-¡Qué princesita tan mona!
-¡Arghh! ¡Pero qué burros son estos niños!
-Mira lo que tengo:  ¡Una chuche! Tiene azúcar... ummm ¿Te gusta el azúcar? Es barato.
-No vayas con esos niños... Siéntate encima mía y mira este vídeo ¿Te gustan las pantallas? Tengo más cosas para captar tu atención... Estoy muy solo.

En el corto paseo que dimos por las terrazas de los bares nos encontramos con mucha gente que hacía tiempo no veíamos. Un paseo en el que vivimos toda esta serie de clichés. Pero estábamos eufóricos y relajados al mismo tiempo, sólo queríamos vivir el momento, contagiados por las risas de las niñas.


No era la ocasión más apropiada para preocuparse  por el tema de condicionar a los chavales. Para algunas personas, quizá, nunca lo es: porque están convencidas de que las cosas son así y así es como deben ser, porque la mayoría de la sociedad lo avala con su comportamiento. Lo cierto es que, esas personas, no tienen ningún reparo en exhibir, perpetuar y hasta contagiar sus hábitos.

Y entiendo que, por ejemplo un profesor de colegio, que tiene que tratar con muchos niños, que además tiene que cumplir ciertos objetivos y soportar la presión de familias de muy diversa procedencia, trate a los niños y niñas de forma "normal": como futuros trabajadores eficientes de un sistema capitalista-consumista; padres y madres de familias heteropatriarcales.
Pero cuando alguien, de forma totalmente gratuita, se empeña en ir reforzando esos roles y hábitos en los niños... me causa cierta repulsión. Sobre todo cuando se les incita a que asuman lo que reconocemos abiertamente como vicios: consumo compulsivo, comportamientos violentos, competitivos, discriminatorios...  Porque considero que no hay porqué ser complaciente (y mucho menos justificar) los aspectos más destructivos de la sociedad que nos vio nacer: aquellos que resultan destructivos para sus individuos (su salud física y mental, su creatividad), destructivos con el medio ambiente (haciendo deseable una forma de consumo insostenible) y destructivos con el conjunto de la humanidad (cercenando la sociedad en grupos identitarios antagónicos).

Intento ser respetuoso... Tampoco quiero parecer un bicho raro. Realmente, estas manifestaciones, resultan soportables cuando ocurren de forma esporádica (además suelen venir de parte de familia y amigos cercanos, gente a la que queremos y estimamos). Pero, al centrar la atención en estos detalles, te das cuenta de que la frecuencia es alta, casi un bombardeo: hoy día, los móviles ya vienen con una tarifa plana de datos (para que no te falten chorradas mientras estás cagando). En cualquier televisión hay más de 40 canales, algunos de ellos, emitiendo dibujos y publicidad sexista las 24 horas del día. Con 1€ puedes comprar un saco de chuches. Todo está lleno de muñecas rubias, delgadas y vestidas de rosa. Superhéroes hormonados y azules, en actitud amenazante. Y una mayoría que ve eso normal, sólo porque se puede comprar.

Vivimos peligrosamente:
Hay que salir de casa,
relacionarse con los otros,
sobrevivir al acoso y
esquivar los abusos.

Para construir un mundo mejor:
Donde la felicidad
no sea un recurso 
que unos pocos
extraen de las masas,
corrompidas por el vicio,
de sacrificar lo importante
por un destello dorado y azucarado.

Así que, todos se volvieron amables y respetuosos con las niñas, y con lo que sus padres querían para ellas:
-¿Quieres unas moras? Acabo de cogerlas del zarzal ¡Mira cómo vengo de arañazos!
-¡Qué niña tan fuerte y avispada! Crecen tan deprisa...
- Tengo una pelota, puedes cogerla y jugar con esos niños.

Creció la autocrítica,
el pensar antes de actuar.
Se actuaba menos
pero las acciones eran mejores:
duraderas, consensuadas.
Dejamos de utilizar a los niños
como medios
para justificar nuestros vicios.
Y, al verlos crecer,
comprendimos lo que andaba mal
en el mundo que los vio nacer.
Nuestro mundo, 
el que nos habían legado,
el que habíamos contribuido a mantener.

No son seres indefensos, tienen el potencial, la creatividad... Pero si los incitas hacia comportamientos obsesivo-compulsivos pueden ser monstruos ¿por qué no? 

A los santurrones
y funcionarios del Estado,
les otorgamos la credibilidad que merecen.
Y nos guiamos por hechos constatados,
nuestro entendimiento,
nuestra circunstancia
y nuestros deseos.
No hay porqué ser complaciente
con lo normal, lo de siempre.

No hay por qué reconocerse en ellos, ni en su condición humana, su entorno. Los alienígenas depravados somos nosotros... Como la imagen de un pez en su pecera... cambiante, mutante, extraña, ajena... Terrorífica.


jueves, 20 de noviembre de 2014

La mentira de sal

Esta semana ha sido ajetreada:

El Lunes tuve que viajar a Barcelona. En el Ave todos íbamos por lo mismo: Trabajo, muy específico, tanto que nadie lo entiende fuera de su ámbito... demasiado estrecho.
Los que hablaban con su compañero -o por teléfono- lo hacían con voz autoritaria... todos sabían lo que tenían que hacer (ellos mismos  y el resto de la humanidad). Como esos amigos o familiares que se alzan en jueces morales y nos recriminan lo que está mal.
Por la ventanilla corría el paisaje: con campos de cultivo, ganado y páramos abandonados... Todo iba quedando atrás... excepto nosotros que, a 300 KM/h, no podíamos parar. Como los libros de historia, donde se suceden reyes y gobernantes a ritmos vertiginosos, mientras los agricultores cultivan y los pastores pastorean.

El Viernes, de ocio a Córdoba. Visitamos la Mezquita, una amalgama de culturas sobreponiéndose una a la otra. Y por encima de todas ellas, la clase turista... desde todas las partes del mundo desarrollado.

Así que el Domingo, de vuelta a casa, después de tantas sacudidas, cansados y con demasiadas imágenes y sensaciones en la cabeza: trabajo, transporte, velocidad, turismo, culturas,... Todo parecía ilusorio, irreal: todo en viene y va. Nada perdura, como una mentira que acaba dando paso a otra, en un acelerado fluir, hacia la Nada?

No es de extrañar que Platón buscara la esencia, lo verdadero. Más allá de lo "real", de lo que perciben nuestros sentidos. Y se recreara en ese mundo estático de las ideas, lleno de paz y por el que es posible viajar sin cambiar de lugar (en una especie de psicodelia sin alucinógenos).
Después, el Cristianismo, alcanzó un gran éxito reciclando esas ideas, negando la Naturaleza cambiante y colocando al hombre por encima de la creación. Con un objetivo claro: Eliminar la vida, para llegar a ese Mundo ficticio lleno de entes bellos, vírgenes y alados (en una especie de enajenada carrera hacia el precipicio). Nada de estudio o reflexión. Sólo sometimiento a normas morales enfermizas. Y como paliativo: el arrepentimiento.
En el proceso, fuimos permisivos con las drogas que más atentan contra la vida y la imaginación: Tabaco, alcohol... quemar la vida, avergonzarse, dolor...
Así que, al pensar en cultura occidental, a uno le asalta el frío, la línea recta, los grises, el sacrificio, la culpa, migrañas, represión, perversión... y la doble moral: la de la Naturaleza y la de los libros, los panfletos.

No es solo en la religión o las drogas que toleramos. Esa misma estructura (ideal != real = malestar)  es una constante cultural. La reproducimos en nuestro día a día: Un cielo de ocio, consumo de fin de semana y escapadas a paraísos efímeros, vacíos. Sobre el tapiz de 40 horas, 5 días semanales, de represión y sometimiento. El ideal indiscutible de las clases medio/altas, frente a su realidad obrera, enajenada: Stress, depresión, trastornos de la personalidad, tics, doble moral...

La Naturaleza no cuadra con nuestro ideal cultural. Este desprecia la autonomía de aquella y dedica enormes esfuerzos a someterla, reinventarla, simplificarla... destruirla. Una historia de violencia...

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Ensimismado en el dedo gordo que asomaba por el calcetín roto... No parecía necesario tanto sufrimiento. - Si está roto, está roto. Y ya está! No voy a comprar otro -. En la vida hay muchas cosas bellas, crueles, de todos los colores... y es cierto que también resulta agradable fantasear, crear... Pero querer hacer de la fantasía una realidad... creer en fantasmas, Dioses, la Democracia, el Dinero... es infantil y arrastra al dolor y la insatisfacción... Como este calcetín roto que deja los dedos fríos...

En el televisor comenzaba "El escarabajo verde", hablaban de una empresa en Sallent, que extrae no sé qué porquería del suelo, para fabricar potasa. Las impurezas, lo que no vale, lo van acumulando. Y a lo largo de los años han creado una gran montaña... Una montaña de sal (porque la impureza es sal). El presentador y un representante de la compañía están subidos en esa gran mentira de sal... No lo hacen porque quieran un mundo mejor -o todo lo contrario-. Es por un sal-ario que vendemos nuestra alma y el bien vivir al Dios del sacrificio, por la promesa de un cielo que ya está ocupado por unos pocos y, al que bien mirado, ni deseamos, ni nos interesa entrar.


jueves, 22 de marzo de 2012

Apuntes sobre educación en tecnología, más allá de la construcción cultural del género

- ¿Por qué crees que ciertos adjetivos como tierno, hermoso, dulce... se asocian a lo femenino?  ¿Y otros como zorra, histérica, bruja.. tienen connotaciones negativas sólo en femenino?

Creo que existe una idea preconcebida de los roles masculino y femenino, que viene modelada de forma histórica. Y, aunque la situación histórica ha cambiado, estos modelos aún no lo han hecho.

Haciendo una burda simplificación de la historia de la humanidad, desde la perspectiva etnocéntrica de occidente: los hombres ocuparon las posiciones de poder en la esfera pública, basándose en su rol de guerreros (posiblemente motivado por su mayor fuerza física, en una época pre-histórica). De tal manera que, la mujer, ha quedado relegada de forma tradicional al hogar, a su economía y el cuidado de los hijos. Mientras, los hombres han ido construyendo y dominando estructuras de poder en la sociedad, como: el ejército, el gobierno, la cultura, la tecnología, la religión...

Si a todo esto sumamos la concepción judeo-cristiana de las relaciones entre hombres y mujeres, que observa a la mujer como un ser “impuro”, tendremos el porqué ciertos adjetivos se asocian de forma directa a la mujer, y no solo en el subconsciente colectivo, sino que es el propio lenguaje quien les asigna el género femenino.

Los tiempos han cambiado, en una época en la que toda tarea física se hace mediante alguna tecnología, cualquiera puede ser guerrero. Aunque todos deseemos la paz.
Además, hace siglos que declaramos la muerte de Dios y el rechazo de las ideas cristianas. Supuestamente vivimos en una sociedad laica, pero la mayoría de sus prejuicios y supersticiones continúan arraigados en nuestras instituciones, lenguaje, arte, negocios, publicidad...

Tampoco quería dejar de resaltar el flaco favor que ha hecho el modelo capitalista-consumista sobre la mujer. Transformando su imagen en un reclamo publicitario, potenciando la idea de que al igual que los anuncios ellas deben ser seductoras y el hombre exitoso.

- ¿Crees que es necesario intervenir desde el sistema educativo en contra de esta división sexista de la sociedad?

Sí, lo creo. Todos los chavales están en contacto continuo con internet, videojuegos y medios de masas. Que se encargan de difundir de forma repetitiva la imagen de la mujer como objeto de deseo y del hombre como luchador exitoso. Además, está el resto del entorno social que les envuelve, que será más o menos acorde a ese mismo modelo.

La escuela es un lugar donde los niños y niñas siguen siendo niños, y donde acaban convirtiéndose en hombres y mujeres. Es un momento ideal para que reflexionen sobre lo que realmente son, lo que pueden llegar a ser y lo que las pre-concepciones del pasado pretenden que sean.

- ¿Crees que los videojuegos son sexistas?

Los videojuegos no son sexistas, ni violentos o clasistas, por sí mismos. De hecho, existe oferta de videojuegos educativos, colaborativos, ambientados en épocas históricas... Es el hecho de someterlos a las leyes del mercado, gobernado por las tendencias de masas, el que ha dado mayor relevancia a los juegos sexistas y/o violentos. Supongo, que los sicólogos del marketing, habrán descubierto alguna ley estadística por la que es más fácil vender productos violentos, pornográficos y sexistas.

Creo que, si toda nuestra sociedad gira en torno al consumo y a aumentarlo, es normal que a la hora de elegir un producto u otro, primen las decisiones irracionales. Más aún en la adolescencia y la infancia, cuando se es más impulsivo. Además, ningún inversor querrá ver reducidas sus ganancias arriesgándose a crear un juego no sexista, a sabiendas de que resultará menos atractivo al público general y, en el caso que arriesgue, la inversión será menor y el producto de peor calidad.

De hecho, me atrevería a decir que se ha perdido la fe en racionalidad humana. Prueba de ello es que el lenguaje del día a día se puebla de términos como: atractivo, seductor, apariencia, estadística, relativo, tendencia... El triunfo del principio del placer y el ocaso del deber.

-  Las titulaciones tecnológicas tienen un porcentaje muy superior de hombres que de mujeres. ¿Crees que es necesario hacer algo para invertir esta tendencia? 

Creo que una mayor diversidad de opiniones y sensibilidades dentro de cualquier ámbito es siempre enriquecedor. Y debido a los prejuicios históricos que arrastramos y a la educación recibida, las mujeres pueden aportar puntos de vista distintos al de los hombres.

Por otro lado, creo que el mundo tecnológico es un mundo creado por hombres y para los hombres, con lo que en ocasiones las mujeres acaban adaptándose a esta estructura, perdiendo entonces cualquier riqueza en cuanto a diversidad.

En general, el mundo tecnológico es rudo, frío, eficiente, competitivo, duro, demandante de sobre esfuerzos... un subproducto de la guerra-hombre. No es de extrañar que no sea atractivo para las mujeres.

Esta pregunta podría contestarse con una contrapregrunta: En el mundo de la prostitución hay más mujeres que hombres ¿Sería necesario atraer a los hombres al mundo de la prostitución? O, la pregunta correcta: ¿No sería mejor acabar con la prostitución tal como la conocemos hoy día, hacer de ella otra cosa más humana, menos violenta y denigrante?

Mirar a la tecnología desde el punto de vista del ingeniero hombre, nos hace verla como algo bueno, y por tanto, pensar que lo que hay que hacer es  atraer a las mujeres hacia ella, porque esta ya es perfecta en sí misma.

- ¿Crees que existen diferencias cerebrales o fisiológicas que motivan el que las mujeres se sientan menos atraídas por la tecnología?

NO. Creo que se puede entrenar a cualquier ser humano para que desempeñe cualquier tarea, e incluso condicionar su pensamiento y gustos para que se sienta atraído por cualquier área. Si existe alguna diferencia cerebral entre hombres y mujeres no creo que sea tan importante como para determinar una carrera profesional.

En las sociedades de clases, como la nuestra, ha existido siempre un interés especial por sustentar las desigualdades sociales con evidencias físicas o fisiológicas. Se ha hecho durante siglos, con los gobernantes, los esclavos, las “razas”, el sexo... Y se continua haciendo hoy día, aunque de forma menos notoria.
Con la democracia hemos conseguido la igualdad ante la ley, pero en lo político, económico, cultural... siguen existiendo esas desigualdades. Simplemente, me parece grotesco buscar evidencias científicas para sustentarlas.

El que la tecnología sea un mundo de hombres, responde a esa desigualdad entre géneros (como construcción sociocultural en torno al dimorfismo sexual). Es un mundo creado por hombres y para hombres, con todas sus preconcepciones, derivadas de la ocupación de las posiciones de poder en la esfera pública y en la guerra. Prueba de ello es, que las Ingenierías se jactan de ser las más duras, en una especie de entrenamiento espartano, al que sólo sobreviven los más fuertes y los más listos.

- ¿Crees que hay diferenciación en las tareas y focalización de intereses entre alumnos y alumnas ? ¿Y entre profesores y profesoras?

Creo que ha edades tempranas apenas existe diferenciación de intereses entre sexos, es a medida que los alumnos crecen que empieza a hacerse patente el condicionamiento social y, las alumnas se dirigen hacia áreas tradicionalmente femeninas o socialmente aceptadas como femeninas, y los alumnos hacia áreas masculinas. Por esta misma razón, profesoras y profesores se sitúan en áreas diferentes del saber, porque han crecido bajo ese paradigma.

Aún así, creo que el mundo de la educación, al menos en las escuelas e institutos públicos, es un lugar privilegiado. Porque, en general, existe una gran sensibilidad respecto a las desigualdades sociales, culturales, de género... Quizá porque cuando se percibe su influencia en menores, resulta más impactante. O, porque, gran parte de su esfuerzo educativo se centra en las bases de la cultura y es más fácil ser crítico cuando las tienes presentes, antes de perderte en las ramas de la especialización.

- ¿Sufren los niños en la escuela debido a la desigualdad entre sexos?

Tanto niños como niñas han de desarrollarse y diferenciarse en binario: hombre o mujer, asumiendo los modelos que les vienen dados por la sociedad en la que viven. El sufrimiento vendrá dado por cuanto ellos no se ajusten al modelo en los tiempos establecidos, o decidan no ajustarse, con el consiguiente rechazo de los demás. Ir a contracorriente es más complicado, pero se puede intentar.

- ¿Estar a favor de la separación en colegios sólo de niños y sólo de niñas?

No, aunque existan estudios que digan que las niñas desarrollan antes que los niños. Creo que los daños de separarlos (crecer en un ambiente donde la distribución de la población está artificialmente alterada respecto a la realidad que después les tocará vivir) son mayores que los posibles beneficios (que adquieran más conocimientos o habilidades más rápidamente, al estar rodeados de otros de su mismo nivel de desarrollo).

- ¿Algunas referencias bibliográficas?

  • La noche temática “el tercer sexo”: Serie de dos documentales sobre intersexuales.
  • Conrad Philip Kottak “Antropología Cultural” capítulo 11 “el género”
  • Verena Stolke “¿Es el sexo para el género lo que la raza para la etnicidad... y la naturaleza para la sociedad?”
Estas tres referencias se centran en derrumbar los prejuicios que existen en la concepción de lo femenino y lo masculino. No niegan que exista un dimorfismo sexual, lo cual es obvio a la vista de cualquiera, pero eso no justifica diferentes capacidades intelectuales entre hombres y mujeres o predisposición hacia una carrera profesional u otra, ya que no son decisiones que se tomen de forma irracional o instantánea, sino que son algo meditado y dirigido por el entorno social que nos rodea.

En el caso del “tercer sexo”, se muestran ejemplos de cuan condicionado está el dimorfismo sexual, tanto mental como físico, a la educación y al entorno social. Estas personas, que no nacen con un sexo claramente definido, se las educa e incluso se las medica para que se desarrolle dentro de una identidad sexual u otra.

El manual de Kottak, analiza los roles femeninos y masculino desde un punto de vista antropológico, contrastando diferentes culturas y el papel que juegan dentro de cada una de ellas la mujer o el hombre, de forma que puede verse como ciertas actividades y habilidades que son comúnmente desarrolladas por hombres en unas culturas son desarrolladas por mujeres en otras.

El texto de Verena Stolke habla sobre "cómo se construyen y legitiman la desigualdades sociales y de género, atribuyéndolas a los supuestos "hechos biológicos" de las diferencias de raza y sexo"