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lunes, 19 de septiembre de 2011

Informe Semanal

Es un programa que puede resultar ambiguo, requiere de cierta observación, no vale con mirarlo superficialmente y decir - ¡Buaf! Otro informativo de la televisión pública-
Aunque, al emplear la palabra "informativo" ya nos trasladamos cerca de su esencia. Los reportajes son elaborados, meticulosos, sobre temas que en los noticiarios de cada día pasan sin pena ni gloria, o que se les da cierta relevancia pero se difuminan en el bombardeo de datos diario. Es un espacio que proporciona "información", no son noticias en crudo, no son meros datos uno detrás de otro. A alguien esto le puede parecer sectario o partidista y seguro que su razón tiene, cuando uno observa algo, siempre lo hace desde su especial atalaya. Pero, a mi forma de ver, resulta un programa bastante objetivo, por dos motivos principales:
El primero, porque en toda acción, en todo altercado o conflicto, suele haber al menos dos partes contrapuestas (casi siempre dos, porque los humanos tendemos a ser binarios a la hora de forjarnos una visión de lo que nos rodea) y en sus reportajes suelen recoger los diferentes puntos de vista, luego cada uno que se identifique con el que más le convenga y lo critique o alabe según sus circunstancias pero, al menos, el equipo se ha tomado la molestia de recoger todos los datos y mostrarlos dentro de un contexto.
El segundo, por los temas tratados. Elegir un tema ya es tomar partido por algo y, en este programa, se toma partido por alcanzar una cierta consciencia del mundo globalizado en el que habitamos.
Los reportajes no son muy largos apenas 10 o 15 minutos, y arrojan luz sobre muchos de los conflictos de los que continuamente tenemos noticias pero de los que ya no sabemos porqué comenzaron, o porqué continúan. También se tratan situaciones que han sido abandonadas por las noticias de cada día, por ejemplo Somalia: estábamos muy acostumbrados a ver a "negritos" con sus estómagos hinchados a la hora de comer o cenar (prime-time de los telediarios), ya no es tan común, será que no existe hambre en el mundo? o ¿será que no queremos verla? si, aparte de dar limosna, no podemos hacer nada... Ahora lo que hay, son "piratas", casualmente en el mismo territorio donde antes había estómagos hinchados.
No todo son conflictos, también se repasan personajes, movimientos sociales, hechos históricos... Pero el último reportaje, como las últimas estrofas de una chirigota, suele ser uno de esos que hacen reflexionar sobre la injusticia, la miseria y la violencia, que va generando nuestro frenético progreso.

Obviamente, no todo el monte es orégano. De vez en cuando hay que tragarse la campaña del candidato de turno, de cualquiera de los 2 partidos, el que toque, en eso son muy equitativos. También está la propaganda de las comunidades, Estado, Unión Europea... Realmente, no es que estos reportajes sean malos desde el punto de vista de la técnica y el informar. Siempre muestran lo bueno y contraponen el lado crítico, lo malo es que entran dentro de campañas globales de información. Por ejemplo, si se quiere dar a conocer al nuevo candidato del PSOE o el PP, entonces se le saca en las noticias y en todos los programas que sea posible y, además, se le hace un reportaje en Informe Semanal. A mi juicio no merece semejante reportaje, porque te vas a enterar igualmente y porque es irrelevante quien sea el candidato, es meramente el brazo ejecutor de un programa que elabora un determinado grupo de gente. Claro que en España, y en todas las democracias modernas, se vota más con el corazón que con la cabeza. Pero ese es otro problema. Este tipo de reportajes propagandísticos le hacen perder credibilidad y, al ser el primero, indispone para los siguientes. Los que ya sabemos esto podemos reincorporarnos al programa más tarde o verlo a través de internet en rtve a la carta.

Sólo tiene cabida en la televisión pública, al menos yo no he visto en la privada algo en ese formato y contenido. Y eso que, después de más de 30 años en antena, sigue teniendo una audiencia más que respetable. Quizá, la obsesión del capital por vender y seducir, haría que un programa así derivase en otra cosa, más propagandística. Bien pensado, rodeado de anuncios y mercadería, resultaría demasiado frívolo.