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lunes, 25 de enero de 2016

Albert Plá y los medios. Los medios de opinión en la sociedad globalizada

Escuchaba la entrevista radiofónica que Crudo el Carnicero hacía a Albert Plá. Desde el comienzo Albert Plá resulta estúpido, tonto del culo, un engreído que parece pensar (con voz pequeña, como un susurro que se disipa): - La gente quiere saber de mí y está dispuesta a comerse los mocos que voy tirando con tal de que diga algo. - Un trabajo duro el del entrevistador.
Pero una vez que consigues digerir ese mal trago (porque el entrevistador te cae bien y te duele verle arrastrarse para arrancar cuatro palabras a ese individuo), Albert Plá te sigue cayendo mal. Te cae mal como entrevistado, aunque pueda gustarte como cantautor, actor, escritor...

En la radio, la televisión y los periódicos se espera que la gente hable de forma concisa, con un conocimiento profundo de la temática, pero siendo simple en el lenguaje, de tal forma que el espectador comprenda sin esfuerzo y atribuya una cierta erudición a los que lanzan su mensaje. Es una forma muy eficaz de hacerse oír ante un gran público.
Pero los medios ya tienen su discurso, sus temas de interés... su propio lenguaje. En general es lo "macro" lo  que interesa (la macro economía, la política, el fútbol,...). Porque son medios de masas, necesitan posicionarse, ser atractivos para cuanta mayor población mejor, porque su economía es de escala.  Y puesto que se esfuerzan tanto en hacernos llegar las noticias de estos ámbitos, todos debemos tener una opinión al respecto! Eso es lo que nos une a todos los occidentales: La economía, la política, los deportes (el fútbol)...

Las personas nos hacemos eco de las opiniones que locutores, comentaristas, tertulianos, etc. hacen de los diferentes acontecimientos. Juzgamos a los demás por su posicionamiento respecto a esos temas de dominio público. Así que, nadie habla ni escucha, sólo nos lanzamos a la cara opiniones y datos, luchando las batallas de otros. El asedio de información es tal que no podemos pararnos a procesarla y nos guiamos por las simpatías, o los intereses.

Es la mentira de la democracia: creemos que nuestra opinión cuenta, pero lo cierto es que no participamos en política, que queda en manos de profesionales (aunque cualquiera pueda profesionalizarse como político). La democracia representativa que vivimos podría pensarse como un mecanismo de defensa para no legitimar regímenes autoritarios. Pero no hacemos política, no hay una voluntad del pueblo que quede plasmada en un plan de acción.

Así que, cuando sale el Albert Plá a relucir, lo hace desde su particular interpretación de la realidad, saltándose todas las convenciones que han ido sedimentando los medios a base de imágenes y discursos repetitivos. Es realmente difícil vivir al margen de los medios, así que la forma de ser crítico con ellos es forjar una opinión que resulte una barbaridad, una provocación. Sólo así parecemos reaccionar y darnos cuenta de que todo lo que se nos da por sentado, no son más que visiones parciales, hiladas con argumentos utilitaristas e interesados. Otras  veces son sólo miedos (y su respuesta violenta) disfrazados de necesidad, seriedad o responsabilidad...

Albert Plà es un artista, alguien que crea su propia representación del mundo y la transmite con un lenguaje provocador, onírico, más allá de la razón utilitarista. Cuando participamos de su manifestación artística, o de su pose ante los medios, nos asalta el vértigo, porque todo lo que damos por seguro se tambalea: la idea de que lo humano es susceptible de elección y cambio nos golpea en el plano de lo consciente.
Así, el artista, asume el rol del hermeneuta que explora otros caminos posibles, abandonados o simplemente ignorados, y nos los presenta de tal forma que captan nuestro interés, nos conmueven y maravillan.

La historia está llena de ejemplos de comportamientos que, aún siendo avalados por una razón instrumental, resultan perjudiciales para el conjunto de la humanidad. Hay diversas formas de denunciar o poner de manifiesto esas tendencias anti-humanas, por ejemplo buscando respuestas en nuestro interior, o metiéndonos en la piel del otro (de otro tiempo, lugar)... El arte es una forma rápida y eficaz, siempre alerta para denunciar falacias, pero también tenemos la filosofía, la ciencia...

[...] los deseos ilustrados hay que plasmarlos en la realidad social y humana, a lo que se oponen los poderes reales de la sociedad. Es que en realidad el ser humano ilustrado es un empresario capaz de firmar contratos, pero la mayor parte de los humanos sólo son fuerza de trabajo mecanizada, que a medida que trabajan más entregan su trabajo futuro a los empresarios, que llegarán a disponer de toda la vida de esa población en la forma de dinero. [...]

[...] los destinos de todos los pueblos se unen, aunque sea bajo el dominio del nuevo modo de pensar occidental, que no es sino dominio político por la fuerza de las armas que, por supuesto, representan la aplicación de aquella misma ciencia tecnificada. La globalización de la especie fue resultado de la pura facticidad violenta del dominio político. El colonialismo, del mismo modo que la escisión interna de la sociedad, es fruto de la ausencia de razón en la sociedad, de la ausencia de un logos compartido.[...]

Pedazos extraídos del libro "Antropología filosófica I. De la antropología científica a la filosófica" - Javier San Martín Sala.

lunes, 30 de junio de 2008

Visca Espania!!!!

La selección Española ha ganado la copa de Europa. Y la población se ha vuelto muy patriota. Mi no comprender. No comprendo cómo han podido vender tan bien un espectáculo que apesta. A mí, sólo ver tantas banderas y adoradores de símbolos patrios me repugna. Me parece raro y estúpido el sentirse identificado con un grupo de niños pijos podridos de dinero cuyo mayor logro es jugar al football. Y luego están todas esas banderas rojas y amarillas que no sabe uno lo que representan ¿al Rey? ¿al Gobierno? ¿a los once niños? ¿al partido en el poder? ¿a los fachas?... ¿a los que pagamos impuestos en el Estado Español? Me ponen muy nervioso las banderas, los símbolos de culto en general, albergan conceptos abstractos y ambiguos, fácilmente manipulables con exhibiciones tan banales como un partido de fútbol, o alguna frase estúpida por la tv o la radio.

“¡Todos los españoles apoyamos a la selección! Y el que no razone de esa manera, obviamente, no es Español” Esta afirmación, absurda en sí misma, absurda para más gente en cuanto acabe esta fiebre footbolera. Negarla te puede costar incluso la vida (en un bar), o que te tachen de loco y antisocial (en entornos menos “instintivos”).

Bien, la selección ha ganado y yo no percibo ningún beneficio social. Mis impuestos serán los mismos, o incluso más: Porque esa gente no viaja en clase turista, ni duerme en sitios que no sean lo suficientemente caros.

Yo no tengo nada en contra del deporte del balón-pie, pero creo que lo de menos es el deporte, y sí mucha publicidad, comercio, política, caramelos para mantener entretenida a la masa, para crear Nación, para matar la conciencia social, para crear sentimiento de unión en una España que no tiene porqué existir más allá de la recaudación y administración de los impuestos.

Tampoco tengo nada en contra de los Estados, es una forma de organizar la riqueza como otra cualquiera. Lo que me repatea es que utilicen determinados símbolos para apoderarse de la cultura, enfrentar a los pueblos y segregar a la población. Desgraciadamente, esto ocurre allá donde haya banderas, himnos, reyes... Invadir reinos, anexionar territorios... esa es la historia de la humanidad y eso se hace con las armas o, más sutilmente, unificando culturas. Para al final ser un todo Global, mejor y más justo???

domingo, 8 de junio de 2008

Concierto Extremoduro (Getafe, 7 de Junio, 2008)


Nunca me sentí tan cómodo entre una masa ¿aborregada? de gente. Recitando sin titubear nuevos y viejos himnos, saltando, con las manos en alto, gritando... Todavía se me ponen los pelos de punta al recordar esa marea vibrando al mismo compás. Recupera uno la Fe en la raza humana: parece que no sólo los grupos que salen en la tele y en la radio tienen seguidores, parece que lo bueno también cala en la gente, y no sólo las chorradas que entretienen y dejan vacío al consumidor de cultura basura.

Para mí fue algo mítico:
  • Por los grupos que tocaron antes, sobre todo Doctor Deseo, aunque me fastidió fuesen tan breves (apenas 40 minutos), no es justo que se metan en el papel de meros teloneros. Pero bueno, la gente iba a ver a Extremoduro, y los otros grupos tenían estilos muy diferentes. Aún así, sonaron muy bien: Un equipo de sonido de puta madre y un espacio abierto enorme, sin ningún tipo de resonancia, ayudaron. Está bien que los grupos grandes den a conocer a otros. Además, esos otros, amenizan y preparan el ambiente para la guinda final. En ese sentido, Calaña y Doctor Deseo, se portaron.
  • Por la amplitud del estadio, con su césped, un montón de aseos (de esos portables) y sus puestos de bocatas y de cerveza a precios no excesivamente abusivos.
  • Porque hubo tiempo para la calma y estar tranquilo en el césped mientras tocaron Calaña y Doctor deseo. Y por la apoteosis final que fue “In crescendo” a medida que se sucedían las canciones de Extremo.
Había muy buen rollo, se respiraba amor e inocencia hasta en el consumo de alcohol y drogas. Jóvenes y no tan jóvenes, tías, tíos, padres, hermanos... todos contagiados por el mismo espíritu, aunque sólo fuera durante ese par de horas, ¡Ama! ¡Ama!... Y ensancha el alma!!
Extremoduro tiene algo que no tiene ningún otro grupo español, al menos conocido por mí: es el ritmo, la ideología, el espíritu, la rabia que todos sentimos y no sabemos por donde echar, el Amor y las ganas de acabar con tó. No es sólo la letra, no es sólo la música, es la habilidad, la libertad y el cuidado con que ambas se combinan.

jueves, 8 de marzo de 2007

To be or not two beers

Hay tantas personas en el mundo, tantas personas por metro cuadrado... más que peces en el mar. Todos somos masa, masa aborregada. Todos tenemos un pastor, más bien tenemos varios: uno para los fines de semana, otro para el trabajo, otro para la televisión, otro para el ocio de diario...
No está mal, ser masa informe, se dispone de numerosos entretenimientos, sin preocupaciones ni intereses, sólo con la idea en mente de ser feliz. No es necesario brillar con luz propia, vale con ser útil en el día a día.

Pero yo quiero algo más, yo quiero ser Pastor, quiero imponer lo que está bien o está mal, quiero moldear las costumbres de los rebaños, quiero enseñarles, experimentar con ellos. Quiero jugar a ser Dios. Quiero ser estrella de Rock.
Me cansa observar a los políticos, empresarios, medios de comunicación... discutir sobre nuevas leyes, nuevos productos, programas, investigaciones, encuestas, servicios... Siempre en busca del mayor bienestar, de su bienestar y como consecuencia el de los demás. En busca de la fama, del poder, del reconocimiento, de los baños de masas. Prediciendo tendencias, orientándolas... Como objetivo la estabilidad, un mundo feliz, aunque sólo sea para unos pocos habitantes de este desigual y contaminado planeta.

Hay tanto ruido alrededor: la tele, el ordenador, la radio, el periódico, el tráfico, el fútbol, el teléfono, la videoconsola, la lotería, los atascos, el metro, la vivienda, las drogas, el trabajo... Y no hay tiempo para pensar, aunque da igual, porque siempre hay alguien que lo hace más rápido y mejor. Así que, para qué ser un individuo, si para ser feliz basta con ser un ciudadano. Para qué forjarse una personalidad si se puede hacer un collage de de las que se muestran a diario, en la tele, en internet, en la radio...
Cada vez más uniformes, cada vez más huecos, más blandos, más dependientes de unos pocos.