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viernes, 29 de diciembre de 2017

Roma, matanza, caza y barbarie en Captain Fantastic

Ir a Roma en viaje de ida y vuelta es casi imposible... ha de ser en vuelo de no retorno. Porque hay que ir volando: no estamos para perder el tiempo en largos trayectos, hay que llegar al punto exacto, al lío, al meollo. Y, aunque vuelvas, ya no serás el mismo, no podrás mirar a tu alrededor sin el peso de la historia.
Roma es la cuna de muchas de nuestras instituciones, creencias, técnicas... todavía hoy se habla de "derecho romano", "vía romana", "romana" (instrumento para pesar).... Y es que desde Roma llegó a administrarse un gran imperio (en una época en la que no eran tan comunes los imperios).

Pero sobre todo, es la cuna de la iglesia católica, de toda su estructura jerárquica y administrativa. Y los símbolos cristianos se encuentran esparcidos por toda la ciudad. Símbolos vivos y vigentes (levantados y restaurados sobre otros símbolos, no tan vivos, mutados).

No tienen los romanos fama de grandes pensadores o estetas... se les atribuye un carácter eminentemente práctico: copiaban y sintetizaban, de aquí y allá. Así que, al visitar la ciudad, se dispara la autoconciencia de la cantidad de estratos en los que se apoya nuestra civilización, nuestro mundo conocido y vivido. Curiosamente, resultan estratos de dominación, violencia, oportunismo (ya nos viene de antiguo la tendencia elitista)
Al ver sus grandes obras de ingeniería, esculturas y restos de arte... uno se siente pequeño, bárbaro, inculto, débil... Toda esa amalgama ha debido influir en los artistas e ingenieros posteriores (sus predecesores habían dejado el listón muy alto). Afortunadamente, los tiempos han cambiado y ya no estamos interesados en que las cosas duren eternamente (podemos dejar un registro digital); la violencia preferimos dejarla al margen (en las orillas que separan el primer mundo del resto del Mundo); en cambio lo práctico, lo eficiente, sí que sigue de actualidad.

Por eso estaba interesado en el arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad, intuía que debía de ser diferente al de otros lugares. A pesar de lo globalizado, del turismo de masas, de la comunicación instantánea, de la mercantilización del arte, de la influencia de Hollywood... Así que visité La galería nacional de arte moderno de Roma ¿Qué más podía hacer un marginal hombre rural?
"Orfeo solitario", Giorgio de Chirico — en Museo Carlo Bilotti (Roma)

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Salchichones y chorizos - Matanza 2017

Soy muy fan de la matanza -la matanza de los cerdos-. Es con diferencia el mejor de los acontecimientos de la Navidad -solemos aprovechar esas fechas, en que estamos de vacaciones, para realizar tan sangrienta actividad- . En mi casa se vive como una fiesta, nos juntamos bastante gente. Y es que matar un cerdo no es cosa que puedas hacer en solitario: es un animal muy grande. Aprovechar toda esa carne lleva mucho trabajo: preparar la calabaza para las morcillas, matar los cerdos, quitarles la sangre, quemar, raspar, rajar, sacar y lavar tripas, separar las mantecas, colgar (para que se enfríen), descuartizar, separar lo magro de lo gordo, especiar, embutir, salar, secar...
Es algo de otro tiempo, una frikada. Como también lo es la familia de "Captain fantastic": con sus extraordinarios conocimientos y habilidades de supervivencia. Alienígenas en nuestra sociedad de consumo, urbana, virtual, globalizada...
La película de Captain fantastic comienza con el hijo mayor acechando y matando un ciervo, con la sola ayuda de un cuchillo. Un rito de iniciación en el que participa toda la familia. Algo muy tribal y fácil de entender: para comer hay que cazar. Aunque, en nuestra sociedad actual es algo totalmente incomprensible, ajeno. Porque la comida la produce el sector primario y para disfrutarla sólo hay que pagarla. La carne ya viene procesada: en trozos, limpia de sangre, plumas, piel y vísceras. No tiene nada que ver con los animales de los que procede, está totalmente disociada, en otra esfera.
La matanza es un rito mucho más complejo que la caza. No se mata cualquier cerdo, queremos cerdos que cumplan ciertos cánones: que hayan llevado determinada alimentación, que estén sanos, que no sean muy viejos, ni muy sebosos... Aunque del cerdo se pueden elaborar gran cantidad de productos, y cada familia elige según sus necesidades y gustos: hay quien sólo guarda lomos y solomillos y el resto lo pica para embutir. Otros prefieren dejar jamones y paletas para secar. Algunos hacen la morcilla de patata, otros de calabaza, también hay quien prefiere hacerlo todo trozos y meterlo en el congelador.

En la península Ibérica, se dice que cobra importancia en el medievo, para reafirmarse los cristianos viejos. Si tenía o no carácter religioso, ha quedado diluido en nuestras sociedades laicas, agnósticas.
Tal como se vive en mi familia, tiene más que ver con el paganismo, con lo Dionisíaco: muerte, sangre, vino, alcohol, carne, brasas, excesos... Un rito en el que participa toda la familia (extensa), y donde todos los miembros tienen su papel: los jóvenes y fuertes, los ancianos, los que cocinan e incluso los niños que juegan.

En cualquier caso, si uno se mira dentro del contexto de occidente actual, acaba por sentirse al margen: no tiene sentido que una familia realice las labores de carnicero, cría, matarife... En una sociedad donde prima la especialización, en áreas muy concretas, que poco o nada tienen que ver con la supervivencia y la alimentación. Tampoco se puede ver como un ocio al uso, ya que excluye los objetos de mercado.
A menudo, incluso, dudamos de la legalidad de la práctica y preferimos no darle mucha publicidad. Nos escondemos, como Ben Cash, con nuestras familias, dejando de lado una sociedad que nos empuja a adquirir objetos que no necesitamos, actividades que no nos llenan y un modo de vida destructivo (con todo aquello que, no hace tanto tiempo, era nuestro medio natural de vida)
Escultura de cerda en los museos vaticanos

Seguramente uno podría ir a Roma a buscar antecedentes de la matanza del cerdo, a reencontrarse con sus orígenes. Y por sus calles encontraría: embutidos, cecinas y representaciones artísticas, con el cerdo como protagonista.
También encontraría referencias a la caza, en los restos de la Roma clásica, donde había dejado de ser una necesidad (para una parte importante de la población). Pero donde todavía la Naturaleza no era algo que había que defender y proteger sino que mantenía su carácter de amenaza y peligro.